fragmento 201, La Vida de Akanzu Yotto.
"...Akanzu pensó muy bien sus palabras. No sabía como empezar. Le parecía que les resultaría difícil entender que su viaje no tenía nada de trágico (al menos en el sentido que todos esperaban), o que no había un villano o un padrastro o una madre de tal calaña. Quiso decir que todo podía parecer una locura, que quizá lo era, pero que la vida había perdido su color en la ciudad. Se había tornado gris como sus calles y banquetas, como sus postes y avenidas, y a veces también, como su cielo. Que la gente de pronto no era gente, sino máquinas de producción y consumo cuyo único rasgo humano que conservaban era el malhumor, la envidia y el egoísmo. Quiso explicarles también que se le había ocurrido que quizá, y solo quizá si emprendía un viaje hacia la naturaleza, hacia la pobreza y hacia el olvido la vida recuperaría su colorido, esa vida que apenas un par de años atrás resplandecía en los días como un pompa de jabón en el aire, quiso decir tantas cosas… sin embargo, Akanzu se limitó a decir:
- Es verdad…me he escapado de casa.
La vieja no notó mentira alguna en sus palabras. "