lunes, marzo 18, 2013

Nuevo mundo.

-Hola... -respondió la mujer, ocultando, a gusto del cosmonauta, su verdadero sentir.
-Emh... yo he llegado apenas. ¿Vives sola?

No respondió.

-Oh.

El hombre recién venido del espacio examinó a la mujer con mas detenimiento. Era pequeña, de piel cobriza,  liviana de sus extremidades y según lo denotaban los dedos de sus manos acostumbrada a manufacturar todo tipo de objetos.

-Eh.... tengo una nave allá atrás. Como a siete kilómetros de aquí -se preguntó si la mujer sabría interpretar dicha unidad de medida.
-Oola -contestó ella. Y continuó con el patrón de tejido que tenía en sus manos
-Ya habías dicho eso antes.
-O-holá.
-¿Ese es tu nombre?
-Loh-oj'lah

El viajero empezó a considerar que la mujer que estaba frente a él en realidad no hablaba su  misma lengua. ¿Y como iba a hacerlo? Se reprochó a sí mismo su estupidez. "Solo está repitiendo la primer palabra que yo  le dije".

A continuación viró su mirada hacia las pequeñas casitas que le recordaban los antiguos tepees que un día conociera en los libros de historia de una ancestral tribu del norte de aquel lejano continente, otrora de otro mundo.

-Creo que...iré por unas cosas a mi nave a ver si pueden interesarte. Yo, regreso en un rato.


Se alejó de allí en unos minutos con el pensamiento desconcertado aunque aun tranquilo y emprendió la vuelta al pequeño módulo. En su camino de regreso apreció ya con mayor atención el tramo por el que hace poco acababa de pasar apresurado, en plena carrera hacia la fuente de humo. Se dio cuenta de que había pisado un depósito de restos calcáreos pulverizados, lo que le llevo a hipotetizar que en otros tiempos un cuerpo marino había cubierto aquella depresión. Los restos del coral petrificado tapizaban una cuenca cuya verdadera forma resultaba imposible de adivinar por estar flanqueada de un bosque cenagoso de extrañas varas leñosas que escurrían una especie de liquen y alga musgosa. "¿Que extraño proceso podría haber transformado de esa forma este lugar?", se preguntó.

Mas adelante,  escarpó un pequeño acantilado de lo que parecía ser una placa  gruesa de arcilla ocre recubierta de un estrato gris pálido delgado, sobre la cual se extendía la amplia meseta sobre la que había aterrizado.

Dio un paso adentro de la pequeña nave, y a punto estuvo de intentar marcharse. Pero recordó a la mujer, y deicidio quedarse un poco más. Además, contaba ya con prácticamente poco combustible. Sería peligroso intentar continuar. Por eso había descendido. Temporalmente. Mientras buscaba alternativas de reabastecimiento.

Extrajo de un compartimento su equipo de reconocimiento y pruebas portátiles, y se echó a andar de nuevo en la dirección recorrida. Un crepúsculo morado iniciaba cuando se aproximó de nuevo a la villa.




sábado, marzo 09, 2013

Itinerario

Salir por la mañana, cuando apenas está amaneciendo y mirar a través de la ventanilla esas nubes azules con bríos de oro surcar el cielo abierto. En mis oídos se oye Gravity, una canción que al conjugarse con la escena frente a mis ojos me recuerda la naturaleza de este mundo físico, terrenal.

Cada mañana, sea que salga por trabajo, sea que salga por placer, ahí están esas nubes. Siempre ligeras, siempre cambiantes. Siempre sobrevolando anchas distancias que se extienden en el cóncavo espacio atrapado entre la corteza y la tropósfera,  Y me pregunto al mirarlas:

¿Puede un ser humano transformarse en nube?, ¿cambiar sus piernas por ráfagas de viento que empujen su cuerpo inmaterial mas no su alma y trascender así, aunque sea sólo un poco los efectos de este mundo y su gravedad?

martes, marzo 05, 2013

Siete vidas.

Si pudiera volver a vivir
-a veces pienso-
me gustaría ser gimnasta
me gustaría ser geólogo
me gustaría ser músico.

Si me dejaran regresar en el tiempo
-teniendo que ser el mismo-
me haría un poco mas loco
volviéndome un poco sensato
pasando de rato en rato
buscando morir mas pronto.

Patinador, artista, científico.
¡Ir al espacio! ¡explorar el océano!
Sería mas cruel y arriesgado
para resultar mas amable,
y menos desgraciado.

Impredecible, inagotable.
¡Quizá mujer!
eso mejor imposible.
Vivir devorando el amor,
de destinos cambiantes
que ruedan la senda invisible.

Si pudiera volver a vivir,
-si me fuera posible-
pediría más...
siempre más.

Hasta el final de mi largo viaje
y transformarme en aquel brebaje
de mil ochocientas historias escritas,
hasta encarnar la sublime ánima,
recordar que soy un personaje.

Si pudiera volver a vivir...