[...]se puso en cuclillas frente al animal postrado en el suelo, y acarició su enorme pico. El animal pareció tranquilizarse al contacto con su amo.
En efecto, como suponía Usagi, ya solo estaba esperando el regreso de su dueño. Al cabo de unos veinte minutos en que Ohan permaneció simplemente allí, a su lado, acariciándolo con esporádicas lágrimas de reprimida conmoción, el animal cerró sus ojos y se quedó dormido para siempre"
p.10 Usagi to Ohan no Chronicles