viernes, abril 08, 2005

Sou desu ne?

Hace ya casi cuatro meses que volví a la capital. Mas de 100 días lejos de mis padres y mi hermana hacen parecer nuestro reencuentro como el instante aquel en que detengo un momento mi lectura y contemplo el grueso fajo de hojas que aun me faltan por terminar de leer de un libro extenso, de esos de dimensiones bíblicas, y que no obstante ello, no apresuro a terminar.

Miro mis libros regados por toda la casa, y extraño aquellos que dejé en el norte. También están todas mis cosas del japonés: el manual de la escuela, el diccionario de Fundación Japón, el cuadernillo de escritura, la lista de kanjis con sus correspondientes lecturas kun-yomi y on-yomi, abierta de par en par mi libreta de apuntes, la convocatoria al concurso de oratoria, todo...
Descansando en el desorden matutino tras la jornada de ayer, contemplo los lánguidos trazos de los kanjis y me pregunto si debo a al torpe actuar del gobierno de mi país esta gran pasión por el mundo oriental. ¿No acaso es que te obsesionas con otra cultura cuando la tuya se encuentra en crisis?. ¿Es solo mi imaginación el sentir que se pierde poco a poco en mi pueblo la identidad nacional a causa de la patética y repugnante crisis política por la que atraviesa mi país y cuya responsabilidad recae en gran parte a un gobierno incapaz?. La mayoría de la enorme riqueza de México esta en su pasado. Ayer por todos lados escuché hablar de aberraciónes y canalladas, y, por un momento quise olvidarme de todo ello y hasta evitar el saber cuanto suceda. Sin embargo, sigo viviendo en este país y es inútil dar la espalda a los problemas que lo atañen. Incluso cuando poco podamos hacer al respecto. A pesar de ello, sigue formando parte de mis sueños alcanzar un día una posición que me permita contribuir al fortalecimiento de nuestra cultura y recordar a la gente cuales son las raíces de nuestro México: el Imperio Azteca. Soñé un día, con los ojos muy abiertos, mientras una nube muy singular volaba sobre mi cabeza en el tramo de la autopista que va desde Ecatepec hacia Indios Verdes, una ciudad enorme y con un cielo un poco mas azul que de costumbre (solo un poco, pues en verdad sería poco realista pretender que el cielo de nuestra Ciudad se iguale con el de la Huasteca Potosina, Michocacán, o Veracruz...), en donde las construcciones, aunque modernistas, se levantaban hacia el cielo con un estilo arquitectónico del México prehispánico. Mas allá todavía. Del tiempo de la serpiente y el jaguar. Cuando Mesoamérica era todavía vasta y las civilizaciones se expandían aquí y en el altiplano.

Por un momento, a través de la ventanilla de la pesera, miré que la barra de concreto que separa ambos carriles tenía grabados en piedra. ¡Las plumas de Quetzalcoatl, el Dios Tlaloc, el escudo de un guerrero jaguar, fragmentos varios del calendario Azteca!. No soy un experto en la materia, no se qué cosa debiera ir en cada cual, pero así lo visualize. Las banquetas, las bardas de las casas, las fachadas, las escaleras. En todos lados estaban presentes esos rasgos de una cultura asesinada y resucitada. Mas no sólamente era cambiar el pasado por el presente, sino que además se fusionaban. Pasando al lado de un modesto deportivo recién construido ( ¿o remodelado? ), se apreciaban paredes extensas adornadas con grafitis enormes completamente coloridos y llamativos. Esa era la parte del hoy, del México nuevo. Adentro se organizaba un torneo de skatos, cletos, breakers y futbol rápido. La escencia delpueblo tal como la conocemos hoy, sus barrios, sus calles y colonias, no era otra, sino simplemnte estaba mezclada con el orgullo de la cultura maya, la olmeca, tlaxcalteca, chichimeca, azteca... ¡México tenía una identidad!. México era visitado por miles de turistas que se asombraban como en antaño lo hicieran los españoles cuando encallaron en nuestras costas y se adentraronen una ciudad de oro. Ahora la piedra lucía como el oro, revistiendo todos los rincones de mi país y los corazones de su gente. Cualquier nueva construcción que se erigiera contaba con un pequeño subsidio del gobierno para darle la fachada que he descrito anteriormente, y su gobierno era completamente democrático y el presidente era conocido como el Tlatoani. ¡Era hermoso!, y a la vez inspiraba un orgullo supremo. Luego entonces, quizá me olvidará de Japón y su historia, de sus periodos y haikai, katanas, kimonos y futones, dojos, templos shintoístas y sakuras. "O quizás no..."-pensé, saliendo de mi sueño despierto, cuando la nube en forma de serpiente se había disuelto en el inmenso, y el chofer de la combi solicitaba amablemente el costo de nuestros pasajes. "A pesar de todo" -me dije, "sigue vivo en mí el espíritu de nuestros antepasados".
Sou desu ne?.

jueves, abril 07, 2005

Sobre las mutaciones y esas cosas...

Cuando descubrí, perdido entre los miles de resultados de búsqueda que nada tenían que ver con lo que yo quería encontrar una mañana de abril, llegué a un valle muy particular y fascinante que aun no acabo de explorar por completo conocido como: El Valle de Kaanavia.

Este lugar, quizá salido de la imaginación de su peculiar autora, quizá tomado como modelo para construir algo propio y trascendental, me ha movido a construir un espacio similar en el que pueda compartir (en los ambos sentidos que esta palabra encierra y que mucha gente no alcanza a ver sino solo uno de ellos) pedazos de mi alma como los que he venido sembrando en la elaboración de esa especie de diario surreal, abstracto y no obstante novelesco al que tengo por titulo en una libreta de pasta italiana por: Hiroshima.

Añado únicamente el avatar: "la ciudad de mis emociones", el cual es omitido en el escrito original. Su relación con la famosa ciudad japonesa que fuera destruida por la bomba atómica y marcara el fin de la Segunda Guerra Mundial, es extrapolada. Digamos que mas bien es una especia de analogía a la vida de un servidor, en el sentido histórico de la magnitud e importancia del hecho y en la forma de como un suceso así marcó, dolorosamente si ustedes quieren, el rumbo de la vida y provocó un crecimiento y superación personal que escapa a las palabras y la imaginación incluso del mismo yo.

Cosas como las que he leido en el Valle de Kaanavia irremediablemente no pueden hacer sino acrecentar mas mi deseo de continuar "La Vida de Akanzu Yôtto", aquella mujer excepcional salida de un sueño que conquistó todo, aun a costa de si misma, y que muestra la dualidad de mi alma que va mas allá de toda imaginación. ¡Cuán deliciosa podría llegar a ser esa historia de completarse algún día!. Y pensar que todo comenzó por allá de mis diesiciete maravillosos años, como una simpe historietilla barata de adolescentes de a lo sumo unas cuantas cuartillas, y que posteriormente se convirtió, prácticamente, en algo de profundidades insondables, tanto, que ni su mismo autor acaba de comprender, solo divagar. Intentar abarcar por completo a un ser, sea cual sea el grado de perceptibilidad de su alma, es inpensable. Esto es porque cualquier 'yo', es inmenso, por no decir infinito. Querer abarcar todos los aspectos escondidos en el interior de un personaje es ostentoso. Quién se ha obsesionado "sanamente" con alguno de los suyos ha de entender lo que digo.

Lo cierto es que, incluso la misma Akanzu Yôtto forma parte de los pobladores que habitan esta Hiroshima paralela, plasmada en el diario.

Tal documento esta por el momento escrito solamente a papel y tinta. A la manera clásica que poco a poco desaparece en estos días de ordenadores y compuertas lógicas. Me llevará algunos días (quizá semanas), terminarlo y tal vez adjuntarlo a este espacio. A final de cuentas, es solo una mas de las pequeñas y complejas partes que forman parte de un todo todavía mas complejo e inmedible, valga la redundancia.

De momento, ha de quedar así. El Valle de Kaanavia, organoléptico solo a la imaginación, seduce mi paciencia que se regocija en saber que existen, aunque de manera intangible, otros lugares en donde gente como yo, (quizá no como yo, o solo en cierta parte) construye monumentos a su alma, museos invaluables a los ojos de los demás. Si, tal vez el Valle de Kaanavia es mucho, mucho mas grande que Hiroshima, pero, ¿a caso eso importa?. ¿No es lo que importa el hecho de que existan?. Es ese seguro solo uno de los mensajes que Akanzu Yôtto busca desesperadamente encontrar, para vivir, y despues desaparecer.

El sol se pone y la luna gobierna.

miércoles, abril 06, 2005

El primer vistazo a la tierra devastada



"...me despedí de Urara, tomándomelo medio a broma, y a la vez, sintiendo ilusión por ese algo que quizá viera en el río..."

Moonlight Shadow. Banana Yoshimoto



Hiroshima
(Renato Alemán Zambrano)