miércoles, septiembre 20, 2006

Caricias VIII

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Tu pequeña cara roja
viene hasta mi
bañada en lágrimas

Abrazarte es robarte
un pedazo de tu ser.

...quién sabe cuántos secretos
esconde tu corazón de mujer.

domingo, septiembre 17, 2006

La muerte del poeta

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Hay un verso extraño recitado en los confines del mundo por un hombre desconocido de un mundo que podría no ser éste que decía así:

a la diosa de las cuatro lunas
atentas tus dos manos
con la flor en la una,
y la espada en la otra!

Esta breve, pero profunda reflexión poética, me llegó en sueños, como trasnochada brisa que se abre paso entre las mentes vagabundas de una lejana dimensión.
¿Quién de los tres, cuatro o quizá hasta cinco levantó su voz para lanzar al viento esos murmullos?. ¿Cuando dejarán de abusar de la hospitalidad de este afable corazón?.


, en el umbral del mundo, ves como todos esos gestos se amontonan uno sobre otro, como capas de nieve sobre aquellos tejidos, y su nieve se derrite tibia cuesta abajo con el río magmático hasta el baúl de los recuerdos.


¿Has visto brillar últimamente la constelación que dibujaste con tus sueños de niña en el espacio, secuestrados por el demonio que se come tus instintos y se alimenta de tu alma?.


Detrás de aquella nube negra están brillando sus estrellas.
¡Pero sólo son estrellas!. Nubes de polvo gas y que se queman sobre nuestras cabezas, porque el mundo ya no necesita a los poetas,
solo a los científicos,
los economistas,
las licenciadas,
los estadistas
y las ingenieras...

sábado, septiembre 16, 2006

Filo invertido

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He ido hace poco a ver a mi enemigo.
Hasta su guarida me infiltré espía entre las sombras
con una máscara y un antifaz.

Yo, que hasta ahora solo había hecho
el papel de vagabundo en las tinieblas,
ahora me es dado este encargo de asesino.

Sangre clamaba mi espada ya antes de encontrarle.
Resultó ser un monstruo.
Un mercenario de la noche, fuerte, de atributos...

Yo, que siempre he peleado en pos del bien,
Blandido mi espada en defensa de aquellos que no se quieren defender,
Le vi caminar plácido entre los pinares,
Y me estremecí con su majestuosidad.

Guerrero al fin y al cabo, tu muerte buscaré,
Pequeño bajo tu sombra,
Pero hábil como la culebra,
Rápido como el jabalí,
¡Tu cabeza tomaré!

Fuerte eres, sin duda alguna,
Bajo esta luna
mil cantares de cigarra te lo gritan,
Tal vez a tu sombra muera
pero acostumbrado a las batallas, guerrero al fin,
Mi katana contra ti...yo...
desenvainaré...