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El mejor aprendizaje de mi vida ha sido el de saber jugar con mis pensamientos y con mi imaginación.
Tengo el indestructible hábito de vivir constantemente otras vidas. Sea porque una sola me parece muy poca o porque mis corazonadas son ciertas ( o por ambas ), imaginar es mas que una simple rutina, es mi esencia. Tanto, que si dejara de hacerlo moriría.
A veces me acuesto en las noches y me pongo a imaginar viajes interestelares. Acompañado de pistas instrumentales, ya en la marcada obscuridad de la noche, recuesto mi cabeza y "ah!", de pronto ya voy lejos. Mi alma se eleva por encima del suelo, más aún, cruza la atmósfera. No tengo cuerpo material, pero mis sentidos aun funcionan y tras internarse en el oscuro inmenso del espacio exterior, luego de unos minutos me veo acercarme a la luna. Dependiendo de si el sueño me vence o no, (si sigo aún despierto), he llegado otras veces a ver el colosal Júpiter, y en alguna ocasión me posé sobre su luna Encelado. Mas allá aún, sigo esperando el día en que pueda abandonar nuestro sistema solar. Cuando menos rebasar Titania. ¡Que locura la mía si alguna vez pudiese alcanzar alguna lejana galaxia, un quasar o un púlsar, o una de las colosales estrellas como Aldebarán o Rigel.
Otras veces, imagino la vida de una jovencita, o de un niño, o de un héroe, o de un ser miserable, o de un espíritu, o de otra fuerza como el viento, o el agua, o la tierra. Es increíble, pero he dado en mi mente vida a un sinfín de personajes e historias. Unos cuántos de ellos, con una historia ya bastante dilatada de experiencias.
También imagino otros rumbos que ha tomado mi vida a partir de decisiones cambiadas en mi pasado, en mi mente. Todo un árbol de posibilidades desglosando un sinfín de Renatos que a raíz de ciertos momentos encuentran distintos destinos, y todos ellos progresan, evolucionan, se convulsionan y se transforman casi a la par del real.
Delirante ya, el imaginar incluso otros rumbos para las personas que me acompañan en esta travesía. Cambio y transformo sus detinos. Los relaciono conmigo, los alejo, los vuelvo a traer. Como un pequeño diosecillo, travieso, inquieto, infantil. Esta noche juego a ser quién se quedó con un antiguo amor, mañana con alguno pasajero, pasado mañana no me importa el amor porque soy un investigador que no tiene tiempo para ello, luego soy un artista, después ambos, un día vivo aquí, mañana me fui a vivir a otro país, cerca dela playa, o en el bosque, en las heladas tierras del norte, o bajo la tierra, entre un mar de personas, o confinado a una estación solitaria. Otro día soy un ser del pasado, de hace cientos de años, mañana un hombre del futuro. Soy un esclavo construyendo las viejas pirámides, o la fuerza natural que las produjo; el secreto que se esconde bajo el subsuelo, o el mas pequeño sedimento rocoso.
¡Por Dios, no dejo de imaginar!.
No puedo hacerlo, y es deleitante...
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