Ella, a punto de morir,
encuentra un segundo aire en su acompañante.
Rápidamente,
absorbe su masa, su energía y su gas.
Pero su núcleo nunca será el mismo.
Enana blanca,
remanente de un recuerdo dulce y creador,
ahora te veo, lejana,
danzante de los cielos en agonizante resplandor.
Oh! y si supieras tú!
oculta esfera marrón,
y tú!, extraña supernova solitaria
que te miro...
¡tránsito!
a millones de kilómetros de aquí...
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