Salió un hombre maduro
en el límite de su juventud,
y un niño,
de la cueva que los amparaba.
Puntos sobre sus cabezas brillaban.
-¿Qué son?
-Espíritus -explicó el hombre
E invocó a los espíritus...
-¿Cuál es esa? -señaló una muy notoria.
-Ar-Thur
-¿Y esa?
-Líleva
-¿Y esa otra?
-Meid
-¿Y allá, y allá, y acá..? -preguntó insistentemente el pequeñin.
Kimea, Kalar, Yram,
Ozurel, Ridoím, Lirea,
y la que mas brilla, Zaknau -fueron las pacientes respuestas.
Padre e hijo, cazador y recolector,
estuvieron largo rato sobre el césped veraniego.
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