domingo, noviembre 13, 2011

El Evento de Donación de Armas (3 de 5)

Durante el día, los bosques templados de los territorios pronterianos eran, la mayoría de los días, pacíficos, e ideales para un día de campo. Todas salvo la puerta sur, que en los últimos años se había visto invadida periódicamente por oleadas de monstruos y alguno que otro demonio que intentaba ingresar a la ciudadela. Así que en dicha puerta se había concentrado una resistencia permanente, conformada por guerreros del reino que defendían el acceso con bastante éxito. De hecho, aun si en algún momento no hubiese nadie para impedir llegar a alguna criatura maligna las murallas de Prontera, tanto los muros como la puerta estaban sellados por un poderoso conjuro santo hecho muchos años atrás por un legendario Gran Sacerdote y sostenido por fuerzas divinas provenientes de la Catedral. No era una barrera física, era mas bien como un aire enrarecido que repelía cualquier criatura que desprendiera de si vibraciones negativas. De tal manera que el portal invisible, solo dejaba pasar personas y las mascotas inofensivas que les acompañaban.

El Poeta y el grupo de jóvenes decidieron no arriesgarse a acampar cerca de la puerta Sur y se dirigieron al ala oeste, la izquierda en relación a la posición del territorio, muy cerca de una pequeña elevación de terreno a unos treinta o cuarenta o metros del joven río que atravesaba los campos pronterianos. Allí solo había pequeños lunatics, porings, pupas y otra pequeña fauna.

-¿Por qué no van ustedes a buscar un poco de leña y ramas secas para encender el fuego cuando anochezca? –preguntó Jery unos minutos después de que eligieron el sitio donde habrían de pasar la noche.
-¿Tú que harás?
-Crearé protección. Santificaré el lugar, bendeciré la tierra con un poco de Aqua benedicta para pedir que no nos suceda nada.
-Muy bien. ¿Vamos Ohan?
-Vamos.
-Nosotros revisaremos los alrededores, para cerciorarnos de que es seguro –dijo El Poeta, refiríendose a él y a Matsuo.
-¿Quieres que te ayude a Algo Jery? –preguntó Alma viendo que sobraba.
-Has estado conmigo prácticamente todo el día y todos los días desde que llegaste, veo que tienes ganas de ir a echar un vistazo, ve con ellos.


Alma sonrió y se dio la vuelta, quería ir con Matsuo y El Poeta, pero cuando se dio vuelta y los buscó con la mirada, ya no estaban, habían desaparecido demasiado rápido. El crepúsculo apenas empezaba a caer y los tonos empezabana a pintarse opacos.

-Espérenme – dijo, y corrió para unirse a Ayako y a Ohan.


Jery mientras tanto, retiró las mochilas y pertenencias de todos, disponiéndolas en círculo. Trazó una estrella en el suelo circunscrita en una circunferencia de unos pocos metros de diámetro. Extrajo una pequeña ánfora de su bolsita de cuero, retiró la tapa, y roció unas gotas. “Aqua benedicta, divina protection, aleja el mal de esta tierra, te lo ruego en nombre de Dios”. Sacudió el bote un poco e hizo una oración silenciosa.

-Hay muchos lunatics por aquí. Parecen los conejos de la Isla Tortuga, solo que mas pequeños.
-En Hugel hay un criadero de ellos.
-¿En serio?. Nunca he ido a Hugel, cuando sea una caballera y monte un Peco, visitaré tu tierra. ¿Me darás asilo?
-Claro.
-Creo que por allá encontraremos algo de leña –señaló Ohan con la katana que había recibido del evento….


Caminaron en dirección que sugirió el muchacho y hallaron las ramas caídas de un árbol. Ohan probó el filo de su katana.


-Vaya!, sí que es buena –apuntó Ayako al ver el corte quirúrgico de la hoja de metal.
-A ver, prueba la tuya.


Ayako sacó su espada de dos manos y apuntó bien a un viejo leño y grueso que estaba cerca de la base de un tronco. Pero algo se movió justo cuando estaba punto de blandir.

-¡No, espera! –gritó Alma y se agachó a mover el leño. De entre las marañas y varas sacó un pequeño animalito blanco, como una esponja blanca que emitía un sonido agudo similar al maullido de un gato- Mira, es un conejito…
-Ay! Pobrecito, casi te hago pinole pequeñín –dijo Ayako agachándose y acariciándolo.
-Esta infestado de lunatics aqui.
-Espera, parece que está lastimado…
-¿Qué tiene?, ¿está herido?
-Aquí su patita –dijo Alma tomando la pequeña extremidad del animalito y mostrándola a Ayako y Ohan- es sangre…
-¡Llevémoslo con Jery! ¿Creen que pueda hacer algo?.
-Dijo que estaba aprendiendo curación –señaló Ohan recargado en el mango de su katana clavada en el suelo.

Las dos chicas anduvieron de regreso hacia el campamento dejando toda la carga de leña a Ohan, que aunque con problemas la transportaba, no reclamó demasiado. Las jóvenes iban fascinadas con el animalito.

Cuando volvieron, ya Matsuo y El Poeta habían vuelto e instalaban instalando dos tiendas de campaña ovoideas que el músico siempre llevaba consigo. Era un peregrino, y formaban parte de su equipo básico. Sus largas travesías por todo el reino lo habían llevado a explorar cientos de regiones con la maestría del águila y la astucia de un zorro. Jery sacaba de su mochila trastos y alimentos que de última hora habían comprado antes de salir de la ciudadela: salchichas, queso, verduras, aderezos y palillos con los que pensaba preparar banderillas para todos.


-¡Mira Jery!, ¿puedes curarlo?.
-¿Qué es?
-Un conejito.
-Ah, un lunatik.
-Creo que tiene quebrada su patita.

Jery examinó al animalito. Lo acarició un poco. Intentó poner su mente en blanco y seguir los pasos que la madre Teresa le había dicho que debía seguir para efectuar Curación. El animalito le resultaba muy tierno así que crear empatía no fue obstáculo. Luego seguía comprender su dolor. Para esto imaginó que ella misma tenía uno de sus brazos rotos aunque muy en el fondo sintió que al no ser así, falló un poco en este paso. Luego sintió nacer en ella el deseo de ayudarlo. Esto fue fácil también pero ya su corazón sentía dudas respecto al paso anterior, de tal modo que, para cuando quiso invocar toda su fe y fuerza de voluntad para efectuar el movimiento final (unir ambas manos y canalizar su fuerza interior hacia el afectado), la cadena ya se había roto. El conejito se quedó como esperando algo.


-No!, no puedo!, no puedo! –se lamentó la acolita.
-Dale tiempo al tiempo –dijo el poeta quién se sentaba un viejo tronco que había recostado sobre el césped a manera de banca- la semilla en la tierra no da brote apenas la ocultas del sol… debes ser paciente.
-¿Será suficiente con esta leña? –preguntó Ohan señalando hacia el montón de varas y ramas que había dejado caer sobre el suelo.

El Poeta examinó. Y sentenció con un movimiento de cabeza.


-Mañana intentaré de nuevo –dijo Jery metiendo al lunatic a su mochila ya vacía, aunque dejándole un poco abierta para que pudiera respirar. Le dio un trocito de zanahoria, por suerte traía algunas- quizá a la luz del sol pueda concentrarme mejor.

Prácticamente había anochecido. Los alrededores comenzaban ya a verse, o mejor dicho, a no verse. Solo un negro profundo y sólido alrededor de ellos alrededor de la fogata que pronto cobró vida y empezó a proyectar sombras danzantes en los tallos de los árboles, y en la tierra desnuda.

-Uuuuy! – como que si da algo de nervio –dijo Ayako abrazándose a sí misma.
-Ya no hay marcha atrás, tendrás que hacer esto de vez en cuando, cuando seas una Knight , así que vete acostumbrando- Matsuo, el muchacho que tenía finta de samurái, hombre por cierto de pocas palabras, se había animado a hablar.
-¡Ay, tu siempre me molestas!
-Shht!, calla… algo viene…


Los muchachos guardaron silencio y arrojaron una mirada en dirección de donde Matsuo miraba. Sus jóvenes corazones empezaron a ponerse turbios. La noche era avasalladoramente temeraria. Un movimiento oculto pareció escucharse entre los árboles. Ayako se pegó a Ohan. Luego recordó que era ya una swordman y se reprendió a sí misma esa actitud de cobardía. Sintió el mango de su espada. Ohan también buscó el mango de su Katana. Jery se puso de pie y abrazó la mochila con el lunatic mientras fue a esconderse tras de Ayako y Ohan. Matsuo fue el único de los adolescentes que permaneció estático, serio, y concentrado en adivinar qué era lo que se movía entre las sombras, ya a muy pocos metros de ellos. Los corazones palpitaban, segundos de un suspenso creciente llenó sus mentes y los hizo imaginar cosas indecibles. Un crujir de hojas de césped se sintió emerger de las sombras. Ohan apretó fuerte el mango de su katana.

-Esperen! –dijo Matsuo al percatarse de que Ohan estaba presto a desenvainar- tal vez sea humano.
-Claro que es humano –dijo El Poeta que era el único que se mantenía con una sonrisa en el rostro. Se echó a la espalda su instrumento y caminó hacia la fuente de las pisadas que se aproximaban- y de hecho –continuó- no solo es humana, sino que además es una belleza… les presento a Mirna.

De las sombras emergió una mujer con una sonrisa clara como las perlas del mar. Llevaba un bello pantalón traslúcido de seda fina y de la cintura para arriba una ombliguera también traslúcida detrás del cual se alcanzaba a adivinar un bello top blanco de algodón refinado. Su cabeza era coronada por un aro de verdes y frescas hierbas de olivo. Un par de caireles rizados caían sobre su frente. Era una dancer y era una vieja y querida amiga del Poeta.


-Te tardaste en llegar –dijo él, y la recibió con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.

miércoles, noviembre 09, 2011

El Evento de Donación de Armas (2 de 5)



Los estandartes ondeaban en la pequeña explanada..

Ayako, Alma, Jery, Ohan y Matsuo llegaron cuando ya el espacio empezaba a congestionarse. El sitio era una plataforma alta a un costado de la parte trasera del castillo. Los muchachos subieron la escalinata para llegar allí, a la plancha de piedra cortada, a un costado de la fuente. Al otro lado de la muralla que limitaba el lugar, estaban las aguas azules y transparentes del lago que servía de principal afluente de la ciudad, bajo las riberas escarpadas de piedra estratificada. El viento vespertino soplaba tibio sobre los amplios patios del Castillo de Prontera.

De vez en cuando, Jery volteaba a echar un vistazo entre los muchos novatos esperando a que diera inicio el evento. Sabía que quizá él anduviera por allí. Lo conocía muy bien, no se perdía ninguna oportunidad de recibir algo gratis. Tampoco, de pedirle que se casara con ella cada vez que la veía… habían sido ya tantas veces, que empezaba a considerar el decirle que sí. Lo buscó con la mirada, una vez más… pero el guerrero recién ascendido del cabello rojo no se veía por ningún lado.

-¿A quién buscas, Jery? –preguntó Ayako siempre curiosa con quién sea y en donde sea.
-No…nadie.

La campanada de segunda llamada había sonado mientras los jóvenes venían de camino. Para llegar a la parte trasera de la ciudadela, donde se hallaba el Castillo, habían tenido que cruzar la puerta-puente de acceso y entrar por unos pasillos largos con salones cerrados a los costados con candelabros de ocho velas colgados del techo. Cuando pasaron por allí, Alma se sintió sobrecogida por la música de una pequeña sinfónica que ensayaba una pieza musical llamada “Great Honor”.

-¿A qué hora va a empezar? –preguntó Ayako impaciente.
-Esperemos que ya no tarden mucho –señaló Ohan.
-Cuando esté totalmente llena la plazoleta y ya no sigan llegando –apuntó Jery- ya la Corporación Chivalry hizo donaciones masivas en el pasado. Así siempre es…
-¿Oye y…¿tú por qué casi no hablas?

Matsuo dirigió una mirada a Ayako, sintiendo que de alguna manera había sido una descortesía.

-No suelo ser tan social como ustedes –respondió fríamente.
-Lo entiendo de Alma, que en nueva por estos lares. Ella nunca había salido de Hugel y ahora mírala, en el mismísimo corazón de Prontera, es mas…en el centro del poder del Reino de Midgard, jajaj!... a mi también me pasó la primera vez dijo dándole un codazo a la susodicha- ya te acostumbrarás.
-Miren, creo que va a decir algo –diho de pronto Ohan señalando a un Lord Kight que se aproximaba.

El silencio se hizo. Era imposible no permanecer en silencio por unos segundos cuando un Lord Knight aparecía. ¡Eran tan imponentes!. Con su armadura gruesa y voluminosa, sus mayas de acero, placas y sotanas tan pulcramente recortadas. El tintineo de sus espadas al andar, su mirada firme y decidida, eran personajes excepcionales. Luego, tras de él llegaron un par de hombres mas, uno el gran Siracuse y otro, desconocido y casi tan imponente como los dos anteriores, un cruzado.
-Wow! infunden respeto –dijo Ayako conteniendo el aliento.
-Y en ti, sí que es difícil –comento sarcásticamente Matsuo.
-Ahh!¡¡ Que has dicho!! Mas vas a pag…. –Jery le tapó la boca, diciéndole:
-Calla, va a comenzar.

El Lord Kinight se paró frente a la multitud, con una mano en la cintura. Volteó a ver a Sir Siracuse, quién con un movimiento afirmativo de cabeza le dio autorización y entonces, comenzó a hablar:

-¡Primeros Jobs!, espadachines, en su mayoría, aprendices de hechiceros, arqueros, mercantes… ¡Bienvenidos sean a éste Vigésimo Evento de Donación de Armas!

Una emoción palpitante inundó el lugar.

-Antes de proseguir con la donación de armas y explicarles la mecánica, deben escuchar lo que Sir Siracuse tiene que decirles, así que les pedimos de la manera más atenta, presten atención. Como seguramente ya sabrán, él es Segundo al Mando en la Corporación Chivalry, la organización encargada de la seguridad del Reino de Midgard y el bienestar social de todos los habitantes dentro de las murallas de Prontera, e incluso muchas veces, mas allá de ellas. A partir del día de hoy, le pertenecen a esta corporación.

-Odio cuando dicen eso –murmuró Ayako.
-Shhht!
-Ustedes eligieron este camino. El camino de proteger y defender cada alma, cada vida humana que así se los pida, que así se los requiera en sus interminables caminos hacia la verdad. El código es simple: ¡honor, respeto, lealtad y bravía en el campo de batalla!. Por Midgard!
- ¡¡¡Por Midgard!!!!! –respondió la multitud, en un coro a voces.
- Waay! Qué emocionante!.

El Lord Knight se hizo a un lado y Sir Siracuse avanzó con paso lento y despreocupado al centro, a ocupar el lugar del LK anterior.

-Escuchen, hijos… yo se que ya están ansiosos por elegir sus espadas, así que hagamos esto rápido, ¿está bien?. Iré al grano. Esta vez quisimos darles un mensaje antes de la donación, porque creemos que es importante. ¿Ven aquel péndulo que sobresale sobre la ciudadela?. Es la biblioteca de Prontera… deberán pasar allí en los próximos veinte días. Todos, absolutamente todos. ¿A qué? A registrar su cambio de identidad.

Hubo murmullos de asombro ¿cambio de identidad?, se preguntaban todos.

-Como saben, estamos librando tiempos difíciles. Las fuerzas del mal redoblan sus esfuerzos, y en ese esfuerzo suyo por apoderarse de Prontera, la Capital del Reino, han comenzado a desarrollar su propia inteligencia. Investigadores y un grupo de ninjas y assasins al servicio de la Corporación Chivalry nos dicen que las fuerzas de Satán y sus thanatos, están haciendo una lista. Una lista de todos aquellos guerreros poderosos que deben eliminar para debilitar a Chivalry…y los eliminan. ¿Cómo?, atacando primero su corazón. Matan a sus familiares… para que luego, una vez que están vulnerables y confundidos intentan seducirlos para poseerlos y demonizarlos, convirtiéndolos en uno de ellos. Los que logran resistir dicha seducción de las fuerzas oscuras, son eliminados. De cualquier manera, con su moral baja y su tristeza al máximo por sus pérdidas, no son capaces de defenderse.


La multitud permaneció muy en silencio , pero se conmocionó por dentro al escuchar tan terrible noticia.

-La semana pasada, cayó Briestenholf, uno de nuestros cruzados mas poderosos. Asi que, para protegerlos a ustedes…puesto que sabemos que tienen deseos de convertirse en grandes guerreros y no queremos que ustedes pasen por esta misma situación, deberán buscar un pseudónimo y cambiar su identidad. Así que piensen en un nombre. Tienen 20 días. Su identidad verdadera será recogida en la recepción de la Biblioteca de Prontera, y la información de sus familiares y domicilios será fuertemente respaldada por un grupo de élite de la Corporación Chivalry, en un lugar anónimo, para evitar cualquier infiltración. Así que tomen sus armas, en unos minutos mas, aquí Lord Winsor organizará la mecánica… vayan a sus casas, abracen a los suyos, y piensen bien sus nuevos nombres. Aquellos que no tengan familiares, que estén solos o vivan solos y no tengan nada que perder, podrán conservar sus nombres. No es necesario que cambien su identidad. Acólitos y priests tampoco. Consideramos que ellos no corren tanto riesgo. Es todo por mi parte, buenas tardes y que elijan su mejor arma. ¡Por Midgard!

-¡¡¡¡ Por Midgard !!!!

Poco a poco, la donación de Armas se fue echando a andar. Decenas y decenas que formaban unos cuantos cientos de novatos fueron, uno a uno, consiguiendo lo mejor que podían: lanzas, katanas, mazos, hachas, arcos, báculos, cuchillos, fists, katares… Estaban por retirarse de allí los cinco jóvenes cuando se acercó a ellos un hombre en ropas verdes. Ropas en dos tonos de verdes, verde olivo y verde natural, como el verde profundo de los mismos bosques desde los cuales había emergido unas noches atrás. En sus manos tenía un rústico instrumento de corteza de árbol, con brotes verdes naciendo de la misma madera de que estaba hecho.

-¿Les gustaría…jóvenes guerreros, sangre nueva que han de recorrer cada rincón del planeta, disfrutar de una hermosa velada bajo la luz de la luna escuchando historias y leyendas del reino al calor de una fogata y una buena música?
-¡Aaaah, es él! – Alma lo reconoció de inmediato, aun sin haberlo visto nunca- es el hombre que tocaba en la noche.
-Comeremos bombones asados y cantaremos juntos danzando con las sombras que nos regale el fuego hjasta el amanecer. ¿Qué dicen?. Que sea una especie de…despedida…
-Oigan! Si, una despedida, que sea una despedida para Alma que ya tiene que irse mañana. Será emocionante.
-¡Si, genial, yo me apunto! –celebró Ayako.
-¿Por qué no? –dijo sonriendo Jery- ya mañana vuelve el Bibliotecario, solo será medio día. Luego puedo dormir y reponerme en mi celda.
-¿Ohan?
-Si, los acompaño.
-Bien!. Vamos Alma, no te puedes negar, será en tu honor. Para que te lleves un bello recuerdo a Hugel. ¿si?.

El Poeta, agitó sus cuerdas. La chica no tuvo otro remedio que aceptar. Ya al día siguiente se iba…

El sol comenzaba su descenso en el poniente.


-Andando… -dijo el Poeta- acamparemos cerca de la puerta oeste, antes de que el búho cante.