(Un nuevo amanecer. Aunque siga brillando la luna. Capítulo 3)
"...nos sentamos en una banqueta bajo el sol luminoso de un lunes. Llovía y se secaba, llovía y se secaba. Leímos lo que había escrito para mi. Era muy bello. nadie había antes jamas descrito de forma tan sincera, tan pura, la imagen mía en los ojos propios.
Lucía hermosa debajo de ese pans negro de rayitas a los costados, y esa blusa balnca ceñida a sus pechos redondos y nacientes de una adolescente enamorada...
Dibujé una sonrisa cuando terminé de escuhar sus líneas. Nos besamos..."
¿Se habrá acordado qué día es hoy?. Anoche, como prácticamente siempre, escuché el click en mi reloj anunciando el cambio de día, al regresar del trabajo. Iba a comprarle un tulipán, y a dejarlo en la puerta de su casa esta mañana. Pero me detuve. ¿Realmente se habrá acordado?. Se que aunque lo haga, dejará pasar simplemente el día pues apuesto a que cree que es lo mejor. Y quizá tenga razón. Pero, ¿realmente se habrá acordado?. Tal vez nunca lo sabré. Poco a poco todo se extingue, poco a poco todo muere, porque así lo quiso ella.
Alejarme y dejar morir este amor así fue para mi como para un padre el dejar morir a su pequeño hijo de hambre, mientras todos los días miraba a taravés de la ventana del cuarto en el que lo tenía encerrado, su carita angustiada preguntárle constantemente: Papá!, no me vas a dar de comer?. No me vas a alimentar?. Me estoy muriendo!.
Debo irme a trabajar. Ojalá ella supiera tantas cosas...
Ayer se destruyó una ciudad. Hoy nació otra, hace algunos años, pero ya también murió. O se está muriendo...
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