¿Dónde estas Areli?
Es la pregunta que se hace mi mente una y otra vez mas. La noche aquí es cálida y dormir se vuelve un poco difícil.
Mas difícil se vuelve aun pensando en ti. Hace tanto que te conozco y con tán solo unas pocas semanas de no verte me siento alejado de ti. Eres mi amiga sin quien en un principio no hubiera podido seguir. Ambos nos hemos hechos fuertes el uno al otro. Quizá ya tan fuertes que sobreviviríamos si nos separaramos definitivamente para siempre, pero ninguno de los dos queremos que sea así.
¿Sabes que escucho ahora?. Canciones nocturnas. Así las llamo yo. Asi las llamo porque cuando las escucho bajo las sombras de la noche parecen diluir cualquier intranquilidad que se quiera apoderar de mi.
Si..., se que no son horas de estar escribiendo esto. Se también como me los has dicho mil veces que no entiendes una sola palabra de lo que cantan esas japonesas. A veces ni yo mismo lo hago, pero aun asi me regalan la calma que necesito.
En fin, solo escribía para que sepas que te extraño y que recuerdo nuestros paseos en la bicicleta por las calles de la Ciudad. Que aunque he llevado a otras niñas en ella a sus casas ninguna tiene el mismo peso que tienes tu al pedalear por las veredas, ni me jalan las orejas, el cabello, ni se apoyan en mi espalda y se ríen con la naturalidad con la que lo hacías tú. Estoy seguro de que Kuromi también te extraña, ¿te dije que le compré un pequeño espejito?.
-piojito
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