sábado, mayo 17, 2008

手紙・サンディ Carta a Sandy

______

Estoy seguro de que si ese día hubiéramos sabido los dos que aquellas horas eran las últimas que estaríamos juntos tras el uniforme azul habríamos podido esconder entre las piernnas el orgullo y abstenerse cada quién de pelearnos como lo hicimos.

Hoy, a casi....¿6 meses? de no volverte a ver luego de aquella especie de tregua, o reconciliación a medias me acuerdo mucho de ti y hasta me atrevo a decir que te extraño. Recuerdo el abrazo en la puerta de cristal y a Javier esperándote en el coche. Estoy seguro de que le contaste todo. Lo vi en su mirada, era mas que obvio. No me decepcionó, tal y como lo pensé. Sabía que el es un hombre centrado y sabe que por mucho que tu me provocaras llena de ira esa vez yo jamás levantaría una mano contra ti, ni contra ninguna mujer.

Y aunque fueron varias las veces que chocamos, también las fueron muchas las que coincidíamos. Hay recuerdos bonitos de nuestra amistad. Como la vez que volanteamos y platicábamos sobre Cecy cuando tuvo que irse, como cuando me contabas como era tu nueva vida y lo que fue en el pasado desde que lo conociste a él. Hay uno que me da en particular mucha gracia el recordarlo:

Volvíamos del curso. Nadia ardía en llamas esperándonos. Había llamado insistentemente a tu celular preguntando a que hora apareceríamos. Nos bajamos de la pesera en plena avenida y jalándome de la mano con brusquedad dijiste:

- Ay, déjala que espere! ven!, vamos a perder el tiempo un rato...

No te fijaste lo que hacías, y encontrando la primer tienda que tus ojos divisaron te metiste a aquel lugar llevándome contigo. Tardaste en reaccionar. Tu piel blanca como la luna se sonrosó por un momento y tus cabellos dorados como el oro parecieron perder su brillo. ¡Te habías metido a una Sex Shop!.

Saliste echa un rayo y gritaste con los ojos cerrados apretándolos como una pequeña niña:

-Noo, wákala!!!.

...hasta le fecha me acuerdo y no puedo menos que sonreír. Es la misma sonrisa que tienes en la fotografía en donde estamos junto al refrigerador de cocas. Una que mostraba la pureza de tus sentimientos y la alegría de tu suprema belleza, de la cual nunca te jactaste.

Se que hoy te va muy bien, y espero que en el corazón también todo lo ande. Por alguna razón, me he propuesto que un dia en un futuro no muy lejano, estaremos los tres, Javier , tú y yo frente a un televisor o incluso, porque no, en el mismísimo estadio olímpico universitario presenciando un partido de los Pumas una tarde de mucho aire para recordar viejos tiempos.





miércoles, mayo 14, 2008

手紙1・こけん Carta a Coken (1)

__

Quizá porque el atardecer comenzaba a despintarse dejando detrás suyo un manto oscuro fue que las sombras altas de los árboles se veían como una vida humana levantada hacia el cielo através de los largos años.

Muchos de ellos, agitándose levemente al viento en sus hojas mas elevadas como lamiendo las alturas crepusculares estaban separados los unos de los otros por una o varias calles de distancia. No obstante, eran tan pocos esos que se erigían tantos metros por encima de los demas que se podían ver claramente sus troncos desde cualquiera de ellos y se podia decir que su soledad en las partes mas altas los convertía en compañeros cercanos. Aquellos árboles, que eran los últimos en desaparecer entre la oscuridad de la noche cuando los demás ya nisiquiera se veían me parecieron, al pensar en el cielo de trasfondo que a sus siluetas daba vida por la escasa luz que aún había, como nuestras propias vidas.

Ciertamente nuestras mentes, espiritus, mentes o corazones(como tú mejor quieras llamarles) en quellos tiempos, eran como esos árboles que se elevaban por encima de los demás, pretendiéndolo ver todo. Aquellos días nunca morirían, pues emanaban vida de sí mismos por flujo natural como un río cuyo cauce no puede detenerse mientras corra agua a través suyo.

De ese modo y como esos árboles nosotros veíamos todo a merced nuestra, al alcance de la mano y del ojo, hasta que esto o lo otro comenzó a parecer tan lejano que la nostalgia invadió nuestro ser.

En definitiva tienes razón al decir que se perdió algo, pero yo digo también que se ganó otro algo. Podríamos llamarle transformación, para no ofender a nuestra gaya ciencia.

Un sol que nace tras las notas de una delgada voz oriental es un recuerdo que aun me eriza la piel de cuando en cuando la llegue a escuchar. Los días de colegio que aquellos despertares deparaban en nuestra adolescencia lo es también una parte de mí que nunca dejará de ser, ni se transformará, porque ya ha sido. Su consistencia y sabor quedarán inalterados a lo largo del paso de nuestras vidas, y los años. Mirando de esta forma lo que somos hoy, me atrevo a asegurar que en el fondo seguimos siendo los mismos, y que siempre lo seremos. Prueba de esa inmortalidad es la permanencia de nuestra amistad a tantos soles de aquellos bachilleres imprudentes e impetuosos que bajo el ardiente cielo de verano con la mochila al hombro hacían camino entre el no-camino. Yasser, Salomón, Luis, Pedro... ¿Crees que todos y cada uno de ellos no son más lo que antes eran por el simple de hecho que esos dias se han ido?.

La esencia es algo imperdible. No se pierde por el hecho de irse a otra ciudad, de roderase de otra gente, de pensar distinto a ellos, ni de buscar nuevos estilos de vida. No creo haber perdido mi esencia, ni creo tampoco que tu hayas perdido la tuya. En verdad ahora veo que haces y dices cosas que no acostumbrabas antes, como protestar contra la gente de aqui y sus vacíos, su resentimiento y desconfianza, incultura y todo lo que gustes agregar a la lista y que, en verdad te lo digo, comparto tu punto de vista. Sin embargo tu sigues siendo Coken, aquel con quien puedo perseguir a un perro en el parque con la locura intachable y pura de los años pasaderos, inventar un lenguaje propio de frases aparentemente incoherentes al oído de los demás y entusiasmarme con la abstracta imagen de una posible mujer que no llega, que ya pasó o que quizá aun no exista... pero que existirá.

No te preocupes pues por el paso de los años y por los contextos en los que se sumerge uno, ni la forma en la que una hable o deje de hablar. El espíritu de uno es atemporal y no puede morir. El dice y sabe para sí mismo: "siempre he sido, soy y seré... Son tantos los caminos para llegar a Mi".

Necesito un poco de locura para equlibrar toda esta razón. ¿Cuándo nos reunimos?

jueves, mayo 08, 2008

手紙・サロモン Carta a un amigo llamado Salomón

___________

Hace algunos años era tonto, un poco necio, le temía a Dios como te lo han dicho que hagas y creía que la vida después de la muerte era algo de lo que no podríamos estar nada seguros. Que rezar por las noches me ayudaria a alcanzar la misericordia divina y que si hacía todo como lo sugeria el librito, a caso con uno que otro delito menor podría no perder mi vida al morir mi cuerpo el día que me llegue mi hora.

Hace algunos años, entonces, era un hombre de poca fe.

Hoy me atrevo a decir sin creer que sea un hereje, o un blasfemo, como muchos fanáticos religiosos seguro pensarían, que, como dijo Nietzche, "Dios ha muerto". Y al hacer tal afirmación no me voy ni por el sentido literal de las palabras ni por el de una metáfora radical que sugiera que no ha muerto en verdad. Me reservo mis críticas hacia la institucion que ha manipulado mas millones de vidas humanas que cualquier empresa que haya existido en la historia de la humanidad impidiéndoles ser ellos mismos. Tampoco pretendo "liberarlos" de lo que solo se trata de mi realidad personal.

La carta que nos enviaste a todos (ten por seguro que por lo menos yo lo seguiré siendo hasta el final) aquellos que consideras tus amigos, es para mi solo una muestra de tu valor para protestar contra el sistema decadente y vacío de espiritú que ahora nos rodea. Pecado, es la palabra mas estúpida que yo considero que haya inventado el hombre, utilizar el poder creativo del lenguaje para semejante ambigüedad es ya de por sí patético; error, es una un poco mas adecuada para describir aquellos actos o decisiones que preferiríamos no haber tomado; 'aprender' creo que es la palabra perfecta para referirse a lo que nos has contado.

Ruín, despreciable, ególatra, egocéntrico, pretencioso y todos los demás calificativos que te autoasignaste en tales líneas, no son, para mi, menos de lo que todos los seres humanos hemos sido alguna vez en nuestras vidas. Hay que aprender del pasado pero no hay que cargar con su peso sobre nuestra espalda. Jamás hay que olvidar lo que fuiste, lo que hiciste ni de donde vienes, pero no hay por qué acarrear con los sentimientos negativos que alguna vez llegaron, así como tampoco empeñarnos en que los positivos vuelvan a ser por la fuerza en un futuro.


échale ganas, amigo, y déjame terminar con una frase de buen humor que solo nosotros entenderemos:

"ya ves como si eras tú el de los tacos?"...