Tengo un amigo (¿o debiera decir tenía?) con el que perdí contacto hace algún tiempo. Con él, los tiempos de la adolescencia y la juventud temprana tuvieron un buen sabor.En algún lugar oí (o leí) que la risa es la forma mas pura de felicidad, y yo reí bastante con él. Casi incluso hasta la asfixia en muchas ocasiones.
Hubo dos posibles causas desde mi punto de vista que pudieron haberlo distanciado de mi, o mejor dicho, que lo hicieron decidirse por distanciarse de mi.
La primera de ellas es tan absurda que me cuesta trabajo creer que haya siquiera influenciado en apenas algo para tal decisión. Ella es que la última vez que recibí su visita hubo un momento en el que me negué a aceptar jugar una partida de videojuego con él a pesar de su insistencia. No hubiera yo jamás sospechado que esto hubiera calado tanto de no ser por sus posteriores comentarios a cerca de que "ya no era yo el mismo" o que "no lo pelé en toda la tarde" entre otros similares.
La segunda (ciertamente mas loable, apenas poco) se derivó de un error de comunicación alrededor de una situación personal con una de sus exnovias. Al parecer, el cree que yo fui culpable de dar a conocer su nueva relación a la primera, cuando en realidad ella lo supo de otra fuente y yo sólo no pude negarlo cuando ella buscó confirmación conmigo. Lo demás está de sobra mencionarlo. Sabrá qué tantas cosas se dijeron a la distancia uno y otro tras bambalinas y si en alguna de ellas abonaron a mi boca palabras que nunca pronuncié.Poco importa ya. A raíz de eso, él decidió irse. Si tan sólo me hubiera pedido el favor antes de no decir o guardar tal secreto en vez de escapar así....
Lo cierto es que ahora ya no está, y aunque el tiempo y la experiencia me han dejado saber que no tendré en la vida otra vez un amigo como ese, con sus características y su carisma, se también que no cargo culpa alguna en mi actuar. Quizá cometí algún error, pero entre culpa y error hay una diferencia conceptual muy contundente.
Independientemente de todo ello, donde quiera que ande mi amigo le deseo lo mejor. Siempre fue impulsivo y extrañamente contrario a eso inteligente, loco, carismático, audaz e ingenioso aunque un poco irresponsable. Donde quiera que vaya yo, el recuerdo de lo mejor y lo peor de él me acompañara en el alma hasta la muerte.
domingo, febrero 23, 2014
miércoles, febrero 19, 2014
3:06 El niño que vino del mar
Dentro de unos dos meses aproximadamente se va a cumplir un año de aquel sueño. Ese sueño que me despertó con el amanecer encima a finales de abril. Recuerdo perfectamente cómo veía a través de la ventana y lo veía llegar envuelto en luz, acompañado de alguien, a mitad de la madrugada, y yo me quedaba pasmado allí, solo viendo detrás del cristal.
Desde que lo vi supe que era para mi. Su pequeña silueta descendía del haz de luz y bajaba unas pequeñas escaleras. Era un niño. Y venían a dejarlo conmigo. Era mío.
Pocos días después me enteraría.
Los sueños como ese que han marcado de manera impactante mi psique me hacen preguntarme qué hay mas allá de este mundo cuando uno duerme y suceden cosas como estas. Independientemente de ello, hoy mi pequeño forma parte de una realidad que empieza a transformar mi vida.
Jamás pensé que pudiera sentir tanto amor por un niño como lo siento ahora por mi hijo. Durante el día en el trabajo, a ratos tomo mi celular y observo sus fotografías en mi móvil. Esos breves segundos por un momento es como si me transportara a casa. Y cuando al fin termina la jornada y llego allá, abrazar su pequeño cuerpecito hace de mí un hombre muy feliz, pleno por unos instantes.
Cada segundo que pasa crece él y quisiera congelar el tiempo para que se quedara así, pequeñito, entre mis brazos y siempre pudiera hacerlo. Pero no. Él ha de tener que crecer y yo he de hacerlo también como su padre que soy. Tengo en mis manos un hermoso futuro que labrar, dos.
Desde que lo vi supe que era para mi. Su pequeña silueta descendía del haz de luz y bajaba unas pequeñas escaleras. Era un niño. Y venían a dejarlo conmigo. Era mío.
Pocos días después me enteraría.
Los sueños como ese que han marcado de manera impactante mi psique me hacen preguntarme qué hay mas allá de este mundo cuando uno duerme y suceden cosas como estas. Independientemente de ello, hoy mi pequeño forma parte de una realidad que empieza a transformar mi vida.
Jamás pensé que pudiera sentir tanto amor por un niño como lo siento ahora por mi hijo. Durante el día en el trabajo, a ratos tomo mi celular y observo sus fotografías en mi móvil. Esos breves segundos por un momento es como si me transportara a casa. Y cuando al fin termina la jornada y llego allá, abrazar su pequeño cuerpecito hace de mí un hombre muy feliz, pleno por unos instantes.
Cada segundo que pasa crece él y quisiera congelar el tiempo para que se quedara así, pequeñito, entre mis brazos y siempre pudiera hacerlo. Pero no. Él ha de tener que crecer y yo he de hacerlo también como su padre que soy. Tengo en mis manos un hermoso futuro que labrar, dos.
martes, febrero 18, 2014
Me
Mi historia es común a la de muchos hombres y única como lo es la vida de cada quién para sí mismo.
Grandes empresarios, poderosos políticos, célebres atletas, genios científicos, aclamados artistas...yo no soy nada de eso.
Pero alguien soy y nadie mejor que yo mismo lo sabe.
Mas allá del profesor, del padre, hermano, amigo, vive en todos y cada uno el hombre que busca abrirse el camino hacia algún lugar, en alguna dirección con sentido hacia donde supone halla su felicidad y sorteando las distintas condiciones que nos impone la vida. Esas que ciertamente a veces son consecuencia de nuestros actos, y otras en que no. Unos se ven mas afortunados, otros no tanto.
Mi fortuna (sospecho) radica en mi pensamiento propio, en los juegos de mi mente, las reflexiones de mi andar por estos años y en la consciencia de descubrir algunas cosas que creo, valen la pena y el esfuerzo. Aquí estoy y ya. Profesor, padre, hermano, hijo, ciudadano, acompañante, Pero tengo ojos y con ellos puedo ver, oidos y con ellos puedo oir, para después cantar, platicar, sentir, escribir...
Grandes empresarios, poderosos políticos, célebres atletas, genios científicos, aclamados artistas...yo no soy nada de eso.
Pero alguien soy y nadie mejor que yo mismo lo sabe.
Mas allá del profesor, del padre, hermano, amigo, vive en todos y cada uno el hombre que busca abrirse el camino hacia algún lugar, en alguna dirección con sentido hacia donde supone halla su felicidad y sorteando las distintas condiciones que nos impone la vida. Esas que ciertamente a veces son consecuencia de nuestros actos, y otras en que no. Unos se ven mas afortunados, otros no tanto.
Mi fortuna (sospecho) radica en mi pensamiento propio, en los juegos de mi mente, las reflexiones de mi andar por estos años y en la consciencia de descubrir algunas cosas que creo, valen la pena y el esfuerzo. Aquí estoy y ya. Profesor, padre, hermano, hijo, ciudadano, acompañante, Pero tengo ojos y con ellos puedo ver, oidos y con ellos puedo oir, para después cantar, platicar, sentir, escribir...
domingo, febrero 16, 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)