miércoles, octubre 26, 2011

El Evento de Donación de Armas (1 de 5)

-Waaaaaaaay! ¡Una espada atroz!, ¿y por acá? Una devoradora de sangre!!, una auténtica y genial Bloody Eater. Sugoi!. ¡Yo quiero una de estas!.
-Espera un momento –dijo Matsuo deteniendo del brazo a Ayako que ya se ponía presta a enfundarse el arma- ¿recuerdas lo que dijo Sir Siracuse?. Dijo: “asegúrate de que sea legal la elección”.
-Am… creo que sí, iba a preguntar a qué se refería con eso.
-Hay armas que solo pueden ser usados por ciertos guerreros. Para ganarte el derecho a usar una de estas debees haber mostrado primero tu habilidad con espadas inferiores. Está prohibido que un swordman tenga una de estas.
-ToT
-Ay, Ayako. ¡No cambias nada! –señaló Jery en tono condescendiente.
-¿Cuáles sí podemos elegir? –preguntó Ohan al muchacho que los había llevado hasta el almacén de armas.
-Las que están en esas mesas, cualquiera. Son armas neutrales, algunas de ellas tienen algún grado de refinamiento, pero nunca demasiado alto. La mayoría de estas son viejas pero no por ello deben despreciarlas. Han salvado la vida de mucha gente,
-¿Y estas que están colgadas en la pared?
-ToT
-Son armas elementales, o para guerreros de clase alta. No estarán en el evento. Pero como les dije antes, no tienen porque hacer menos las armas que se donarán. Si buscan con cuidado, podrían llevarse una buena arma y ahorrarse hasta unos cuantos miles de zenys.
-¿Habrá algún báculo o bastón para clase acólita?
-La mayoría son armas blancas, para swordmans y assasins, pero creo haber visto algunos por aquel sitio.

Jery se acercó y desempolvó una vara larga con una esfera roja en un extremo y un lazo colgando por un costado.

-Esto es… -dijo Jery tomándolo en las manos y volteándose hacia Matsuo, el ahora joven ayudante de Sir Siracuse.
-Un Staff of Recovery, es un buen báculo, si has aprendido Curación…
-La estoy aprendiendo justo ahora.
-Jery! -gritó Ayako- ¿ya dominas curación?
-No, no. Dije que estoy empezando a aprenderla…
-Ese báculo aumenta la efectividad de tus curaciones. Sea cual sea tu habilidad, con ningún otro báculo curarás mas que con uno de esos. Yo te recomendaría que eligieras ese.

Ohan buscaba entre el montón de armas sobre una de las grandes mesas de madera con suma minuciosidad. Ayako también, aunque de un modo más desordenado, brincando de una mesa a otra, haciendo ruido al mover las espadas, tirando ocasionalmente alguna de ellas.

-¿Puedo preguntarte algo? –preguntó Jery con una sonrisa clara y curiosa.
-Si.
-Nunca te había visto. ¿Acabas de ser promovido?. Es que…pareces ser un swordman también pero… muy experimentado. No recuerdo tu rostro. Por lo general visito mucho la corporación Chivalry, así que acólitos y espadachines nos vemos muy seguido. Pero a ti no te había visto. Y pareces tener toda la confianza de Sir Siracuse… ¿eres swordman o eres un knight?.

Matsuo había permanecido en silencio. Era un muchacho concreto, de pocas palabras, que no solía hablar mucho y eso, aunado a la fineza y porte de su imagen , generaba muchas preguntas a quiénes lo miraban. Pero tenpia por principio nunca evadir una pregunta. Era una cuestión de honor para él hablar siempre con la verdad, aun cuando no tuviera muchas ganas de responder a cada interrogante que se le hacía.

-Sir Siracuse…

En eso se oyó una trompeta que distrajo a todos. La primera llamada para el Evento de Donación de Armas había retumbado por toda Prontera, anunciando que todos los novatos que quisieran adquirir un arma gratuita, debían comenzar a reunirse en las cercanías del Castillo de Prontera. Matsuo agradeció por dentro que aquello hubiera ocurrido, pues todos se emocionaron y se olvidaron de la pregunta de Jery.

-¿Esta es una katana refinada? -preguntó Ohan sujetando una hoja delgada y larga – la veo un poco extraña pero me d ala impresión de que es muy buena. La veo algo diferente, como si estuviera modificada.
-En efecto. Se trata de una Tsurugi. En realidad, una Katana alterada, diría yo mejorada, por un Gran Maestro.
-Waay, lo dijiste en un tono como muy poético.
-Ayako! –regaño Jery- tú siempre con tus comentarios.
-Perdón. No puedo evitarlo. A mi me gusta esta, ¿me la puedo quedar?
-¿Una espada de dos manos?
-Si. He oído que son muy buenas.
-Escuchaste bien. Aunque, sinceramente, le sacarás mas jugo cuando seas una guerrera montada.
-¿Oyeron eso?. Ayako gran Guerrera montada. Este chico empieza a agradarme , jajaja…
-Bueno. Supongo que ya todos han elegido la suya. ¿Les parece si concluimos esto?.
-Si claro. Debemos ir al Evento. Aunque Sir Siracuse dijo que nos regalaría estas armas, dijo que de todos fuéramos, que habría un aviso importante durante el Evento.
-Así es.

Matsuo llenó algunos formatos para hacer oficial la salida de las armas del inventario y los muchachos salieron de allí con rumbo a la Plaza del Castillo de Prontera Norte con una sonrisa de satisfacción en sus rostros. Alma se había quedado en la Biblioteca. Se había ofrecido a seguir cuidándola mientras Jery acompañaba a los swordmans al almacén de armas, pero ahora que ya era mas tarde y daría el inicio el Evento se le ocurrió que podría cerrar un poco mas temprano la Biblioteca y llevar a Alma al Evento. Después de todo, ya nadie iría por el resto del día.
-Adelántense, voy por Alma. Estoy segura que esto será algo que le gustaría presenciar.

viernes, octubre 14, 2011

El libro de la Madre Tierra

Eran las 15:40 cuando Ohan y Ayako entraron por la puertecita de la Biblioteca de Prontera. Habían ido primero a comer y a dar un paseo, incluso fueron a vender el Stiletto de Ayako, por el que finalmente le dieron 9.500 zenys en una tienda de armas muy cerca de la Glorieta Central. Faltaban poco más de dos horas para el Evento de Donación de Armas. Ayako se sorprendió cuando sus ojos distinguieron un rostro amigo…

-¡Jery!
La acólita volteó al escuchar su nombre en una voz conocida.
-¡Ayako!, ¡qué milagro!, ¿qué haces aquí?
-Nos mandaron a dejar un libro. Jaja, bueno, a mi me mandaron, porque ya soy swordman, Digamos que es mi primer misión. Si puede llamársele así…
-Ahorita te lo recibo, ¿sí?, esperame un momentito, estamos muy, muy ocupadas.

Fue hasta ese momento que Ayako prestó atención. En efecto, había mucha gente en el interior. Las mesas estaban llenas de jóvenes que desesperados hurgaban entre las páginas de montañas de libros. También fue cuando se percató de la presencia de Alma, pero pensó que se trataba de una trabajadora de la Biblioteca. En cierta forma, así era.
También cruzaron miradas Alma y Ohan, y presintieron que en algún espacio del día, serían presentados.


Ayako y Ohan permanecieron de pie, ya no había mesas. Tuvieron que esperar a que las cosas se tranquilizaran un poco. Con el paso de los minutos, la hora pico de la Biblioteca pasó y se liberaron algunos lugares. Muchos habían ya hecho sus investigaciones y querían ir a comer algo antes del Evento de Donación. Por fin, pudieron sentarse Jery, Ayako y Ohan a la mesa.

-Gracias por esperar. El bibliotecario no está y me mandaron de la Iglesia a ayudar, Estoy prestando servicio.
-¿Que bien! Entonces ya te vas a hacer Priest?
-Si, ya pronto. Y…
-Q-que…? Ah si!! Jaja, lo siento, el es Ohan, lo conocí apenas hace rato.
-Hola Ohan. Mucho gusto.

El muchacho asintió, con un movimiento de cabeza. Hizo la reverencia acostumbrada en el reino cuando se conocen dos personas de manera formal: agacahar ligeramente la vista y cruzar la mano derecha hasta el pecho, del lado izquierdo. No se la había hecho a Ayako, se conocieron de un modo tan natural, que no hizo falta…


-Ella es Jery, ha sido mi amiga por años.
-Uuuh! Desde la infancia.
-Ohan es nuevo swordman, igual que yo, Bueno, el ya lleva unos días. Yo apenas hoy lo conseguí. Al fin.
-A-Alma!, ven! –gritó Jery volteando sobre sus hombros, había olvidado a la pobre chica que seguía repartiendo libros a las mesas, pero que se había percatado de la llegada de los visitantes.

Alma se acercó a la mesa y saludó haciendo una reverencia similar a la de Ohan, pero la versión para mujeres: juntar las manos a la altura de la cintura e inclinarse al frente. Cuando lo hizo, de inmediato notó el libro que Ayako traía en la mano.


-Miren, ella es Alma. Viene desde Hugel.
-Mucho gusto, de verdad es un placer muy grande para mí el conocer a dos swordmans.

Ohan y Ayako se ruborizaron un poco. A decir verdad no tenían ni una semana cumplida entre los dos.


-Jeje… -dijo rascándose la sien Ayako, era una manía suya para expresar ciertas emociones

En eso, una persona notable entró a la Biblioteca.


-Sir Siracuse!
-¿Tu estas a cargo, preciosa? –preguntó Sir Siracuse, venía acompañado de un muchacho de un porte bastante fino.
-Si, señor. EL bibliotecario salió por problemas familiares, pero ya mañana ha de volver. ¿Puedo servirle en algo?.
-Solo pasaba a saludar, cariño, gracias. Vaya!, veo que estas acompañada de dos futuros Knights!, puedo ver la adrenalina en los ojos de esta jovencita!
-Waa!. Gracias, gracias! –río casia cracajadas Ayako- este señor si es muy agradable, no como el…
Ohan le dio un pisotón que la hizo no terminar la frase.
-¿Cómo te llamas linda? –preguntó Sir Siracuse dirigiéndose a Jery.
-Jery, señor.
-Jery, ¡qué hermoso nombre!. Jery, no seas malita hija, ¿tienes el registro de usuarios del día de hoy?.
-Am… si pero, aun no cerramos.
-No importa. Necesito una copia, corazón. Quiero ver como cuantas armas necesitamos para el Evento de hoy.
-Aaa!, ya veo –afirmó Jery- usted sabía que todos iban a venir a buscar información sobre armas!
-Así es querida, eso mismo.
-Oh!!
-Se llama experiencia, los años no pasan en vano, y menos al frente de la Corporación Chivalry.

Jery fue por el registro de usuarios. Sir Siracuse se sentó a la mesa con los jóvenes y platicó con ellos. Allí se conocieron mejor todos. Estaban a la mesa: Jery, Alma y Ayako las chicas, Ohan, Sir Siracuse y el joven que lo acompañaba, Matsuo, el muchacho de los 360 puntos de prueba perfecta. Luego de calcular el número de novicios que habría en el evento y concluir que necesitarían sacar más armas del almacén, platicaron todos sobre sus vidas y sus proyectos, Ayako habló del tiempo que pasó intentando decidirse por escoger un job (trabajo), Jery sobre sus actividades de acólita y su pronta promoción a Priest, Ohan, aunque poco, dijo venir de un hermoso lugar llamado Payón, y Alma, la chica que había venido tan solo a dejar una entrega y ya se había quedado cuatro días contó sobre la humilde vida que había llevado hasta ahora en Hugel. Mientras ésta última platicaba, A Ayako le pareció que Sir Siracuse se tornaba serio y le prestaba demasiada atención, pero dejo pasar el detalle al no saber la razón. Incluso en ese punto y aprovechando la amabilidad de Sir Siracuse, Jery comentó de la situación de Alma y de que debía volver ya pronto a su tierra. El único que no habló, fue Matsuo Ikari, el joven misterioso de gesto siempre sobrio.


-Bueno, jóvenes, es tiempo de retirarme. Pero antes, déjenme hacerles un pequeño gesto de cortesía.
-Ah, cierto!, oiga! –gritó Ayako como recordando algo importante- de veras!, me dijo el que hace los exámenes en la Guild de Izlude que le diera esto. Ya decía yo que me sonaba su nombre…
-A, jajaja, gracias querida.
-De nada, el mensaje va adentro del libro. Juro que no lo he visto!

Sir Siracuse notó la curiosidad que durante su plática, Alma había puesto en el libro. Extrajo el mensaje de ntre sus hojas, se lo guardó en algún lugar y le extendió el libro a Alma.


-¿Lo quieres?
-Ah… ¿que?, ¿yo?
-Anda llévatelo. Te hará buena compañía en tu viaje de regreso a Hugel.Se que en sus páginas encontrarás muchas de las respuestas que andas buscando… llévatelo, por favor, No aceptaré un ‘no’ por respuesta.


Alma no supo que hacer. Volteó primero a todos que esperaban expectantes que se decidiera a tomarlo. ¿Por qué el hombre le había ofrecido aquel libro?. A pesar de amar los libros y sobre todo si se trataba de alguno que tuviera algo que ver con la Biblioteca de Prontera, sentía inseguridad y sorpresa. Finalmente, con manos temblantes y una sonrisa tímida en el rostro estiró los brazos, y lo cogió. Sir Siracuse sonrió.

-Para ustedes tengo algo también –se volteó hacia Matsuo y lo llamó por su apellido- Ikari, llévalos a al almacén que te mostré de Chivalry, antes de que saquen las armas para el evento, déjalos que elijan una cada uno, pero asegurate de que sea legal la elección.

Ohan y Ayako hicieron cara de sorpresa. ¡El hombre iba a regalarles un arma!

-Wai! Genial! Ohan, no pudimos tener mas suerte!.
-Bueno muchachos, los veo al rato en el Evento. Aunque ya tengan un arma, vayan, habrá un aviso importante que me gustaría que escucharan. Jery, por favor lleva a Alma mañana a primera hora a la Chivalry, te conseguiré un knight que te lleve a casa. Tu amigo anda en una misión y no creo que alcance a volver. Hija –y se dirigió a Alma- te vas con cuidado, que la Madre Tierra te acompañe.

Alma sintió un estremecimiento y una sensación de agradecimiento. Asintió conla cabeza abrazando fuertemente el libro a su pecho. Acompañaron a Sir Siracuse hasta la puerta y desde allí lo vieron alejarse. Entonces se hizo otro silencio. Alguien más se habia sumado al grupo. Matsuo se volteó hacia ellos y con esa expresión seria que ya lo empezaba a caracterizar, dijo:

-Síganme, los llevaré al almacén de armas.

jueves, octubre 13, 2011

Por el camino.

-Me llamo Ohan
-Hola, soy Ayako. Tsukino Ayako.
-Ohan Yoto.
-¿También eres nuevo? –dijo Ayako regocijándose en su uniforme, se sentía orgullosa de ser una swordman. Sentía que en cierta forma, aquello le daba algo de posición.
-Llevo unos días.
-Ah jajaja!; yo llevo unos minutos apenas!.

El muchacho frunció el ceño. Le parecía haber escuchado aquel nombre antes, pero no lograba recordarlo. De pronto, de súbito lo logró. ¡Era la muchacha que no había aparecido el día de la prueba, la que dijeron en la Guild de Izlude que ya había ido a la prueba varias veces y nunca la terminaba!. Estuvo a punto de mencionarlo, pero decidió que no era prudente.


-Voy hacia Prontera. ¿Y tú?
-Ah! Yo también, el señor enojón me mandó a la librería a devolver esto y a comprar una espada. Bueno, esa la voy a comprar por mi cuenta. La necesito ahora que soy una swordman, pero…no tengo nada de zeny… ¿cuánto crees que me den por esto? –dijo mostrándole el cuchillo al muchacho que lo examinó con cudiado- creo que ya no lo necesitaré.

-Un Stiletto.
-Si.
-Mmh… si tuvieras un permiso de mercader podrías venderlo hasta en unos 50 mil, si estuviera en buen estado. Pero sin el permiso solo te lo comprara un tratador de mercancías o un tratante de armas. Ellos los venden comúnmente en unos 20 mil, pero los compran a la mitad, para que puedan sacarles ganancia. Ese es su negocio.
-O sea…¿unos 10 mil?.
-Mas o menos.
-No se cuánto cuesten las espadas pero siento que con eso no me va a alcanzar.
-Para una katana básica sí te alcanza. Sin refinar, en bruto. Y hasta te sobra. Este es un buen cuchillo. Si un novato no posee una katana no es porque sea muy cara, sino porque no cualquiera tiene el permiso de portar una. Los swordmans tenemos autorización de comprarlas.
-¡Ah!, ¡Que bien que bien!, me alegraste el día con esa noticia, jaja!.

El poring pasó de regreso, de pronto se hizo el silencio entre los jóvenes.

-Bueno, ¿Qué te parece si nos vamos juntos, ya que ambos vamos hacia Prontera?, la caminata es un poco larga, ¿no?
-Unos cinco kilómetros hasta los campos de la zona sur. Está bien, vayamos..

Prontera, los territorios oficiales de Prontera se extendían a decir verdad, mucho mas allá de sus murallas protectoras. Abarcaba varios miles de hectáreas mas allá de la ciudadela y se conectaba al este con Izlude, via un estrecho puente de concreto. Por lo regular, los días en Prontera y sus alrededores solían ser soleados. Su situación geográfica le protegía de los vientos que arrastraran consigo muchas nubes que pudiesen traer lluvias, aunque no por eso era una ciudad seca. Dos afluentes suministraban el agua necesaria, uno al norte, que se ramificaba en varios riachuelos, y uno aun mas pequeño al oeste. El sistema de acueductos había sido diseñado para aprovechar muy bien la infinidad de ríos subetrráneos que corrían unos metros abajos como raíces líquidas por debajo de los territorios adyacentes. En complemento, unos cuantos cuerpos de agua salpicaban la zona circundante. Solamente se empezaba a tornar desértica muy hacia el sur, kilómetros y kilómetros al sur, cuando las dunas y tormentas de arena se internaban en los amarillos y ásperos territorios de Morroc.

-¿Y…se puede saber a qué vas tú a Prontera? –preguntó Ayako mientras los dos muchachos avanzaban por el valle salpicado de árboles de un verde sólido y discretamente frondoso.
-Al igual que tú, Quiero una espada.
-¿No es esa una?
-Si pero, esta muy deteriorada. A decir verdad, no creo que me sirva para mi propósito, aunque, también voy por otro asunto.
-Uuuh, que misterioso.
-Pues mas bien es un asunto público. Escuché que habrá un evento en la Plaza Principal, y que después de eso algunos kights y cruzados retirados donarán armas de segunda mano para los novatos como yo.
-¿En serio?? –preguntó sorprendida Ayako- oye que buena oportunidad!, me dan ganas de ir también.
-Es hoy, me parece que alrededor de las 18:00 horas(*)
-Creo que llegaremos mucho antes de eso. Nos sobrará tiempo. ¿Por qué no me acompañas a la Biblioteca de Prontera a devolver esto mientras llega la hora?. No le vaya a pasar algo y luego se enoje el “ese”.

Los dos novatos se internaron poco a poco en los territorios pronterianos, platicando y andando. AL cabo de unos cuarenta y cinco minutos, se hallaban ya cerca del último valle que conducía hasta la puerta sur. Para esas horas Jery y Alma se hallaban en plena batalla con los quehaceres de la biblioteca. Tenían muchos usuarios pidiendo libros sobre armas, escudos, armaduras y equipo. Al parecer, la noticia del Evento de donación de armas se había extendido entre los numerosos novatos que en este inicio de año había superado las expectativas y todos querían saber que clase de armas convendrían mas poder conseguir.


-No lo puedo creer- suspiró Jery secándose el sudor mientras transportaba unos libros hasta la mesa 4- no se que hubiera hecho si no estuvieras aquí, Alma.

Alma sonrió, igualmente sobrecargada, Era su cuarto día ya de estancia en Prontera. Por dentro, la calcomían los nervios. Ya debería ir mas allá de la mitad del viaje de regreso a casa, hasta su natal Hugel, pero no podía negar que esos cuatro días habían sido para ella simple y sencillamente gloriosos. Para ella, esos cuatro días eran una probada de lo que su imaginaria vida en Prontera pudiera ser si tan solo…¿Realmente podría un amigo de Jery llevarla de vuelta a casa en menos de tres lunas?. Por dentro, Alma empezaba a sentir que tendría problemas al volver a casa.

Mientras tanto, Ohan y Ayako llegaron al último recodo del bosque antes de llegar a la puerta sur.

-Jajaja! Si, eso le dije! –dijo Ayako ríendo a carcajadas, le contaba algo a Ohan, quién, de súbito, se detuvo. Un mal presentimiento lo invadió
-¿Qué sucede? –preguntó Ayako
-Corre!!!
-Ahhhh!

Su infranqueable curiosidad casi se convierte en terror cuando, jalada por Ohan quién buscaba internarlos a ambos en el bosque, Ayako alcanzó a echar un vistazo sobre sus espaldas. Un ser grotesco, negro, grande y musculoso les perseguía, parecía tener una especie de máscara blanca que le daba una expresión entre espeluznante y bizarra. Chocaron con algo, o mejor dicho, con alguien, y cayeron al suelo.

-¡Escóndanse ahora!

Un hombre con unas túnicas rojas y deslumbrantes apreció frente a ellos. Era un exorcista. Un halo de luz lo rodeaba por completo. Había salido de la nada, y enfrentó al abominable ser.
-¡Corran por el bosque en esa dirección. La muralla no está muy lejos, rodeen la ciudadela, y entren por la puerta este! Este acceso es inseguro.

Ni tardos ni perezosos, Ohan y Ayako corrieron al máximo de lo que daban sus piernas en la dirección exacta en que el exorcista les había dicho. Ni siquiera protestaron ni vieron ya lo que sucedió con el exorcista aquel. Sus corazones rugían de temor y parecían salírseles de sus pechos. Para cuando alcanzaron la puerta este y pudieron internarse en la ciudadela, se desplomaron al lado de una jardínera recuperando el aire, casi casi desauciados.


-Estuvo cerca –murmuró entrecortado por el cansancio Ohan- eso estuvo cerca…
-Si…

miércoles, octubre 12, 2011

Aceptar un destino.

-¡Aaah!, ¡¿con que eres tú?!
-Prometo terminar la prueba esta vez –dijo la muchacha sin el menor reparo de pena.
-Ah…¿en serio?. Y dime una cosa, niña. ¿Cómo estás tan segura de que te dejaré aplicar la prueba esta vez?.
-¿A no?. Creí que no habría problema.
-Oye!, te has marchado cuatro veces a mitad de tu examen de admisión para swordman, ¿cómo puedes ser tan irresponsable y creer que no hay ningún problema, Tsukino Ayako?
-Eh, jejeje –dijo la joven haciendo una mueca de gracia y rubor- bueno, yo pensé que se podía… -dijo rascándose la barbilla- pero está bien, está bien, si no quiere, puedo hacerme arquera, o acólita, como mi amiga Jery. Aunque… ahora que lo pienso, no sé si eso me convenga… Digo, es mi amiga y la estimo mucho pero no estoy segura de querer llevar la vida que lleva ella. Aunque tal vez en cuanto a…
-Bueno, bueno ya!. ¿No sabes ser respetuosa?. ¿A caso no te lo enseñaron tus padres?...
-Oiga, no se enoje, no es para tanto.
-¡Oh gloriosas Valkirias, denme paciencia, por favor!… bueno, en fin. Supongo que encajas perfecta con el perfil. Te dejaré hacerlo.
-¿Qué?, ¿el perfil?, ¿Cuál perfil?, ¿Qué es lo que me dejará “hacerlo”?
-¿Cómo que qué?. ¡Pues el examen de swordman!.
-¡Ay muchas gracias!, sabía que usted era un buen hombre. Lo supe desde que entré por esa puerta…
-Ya, guarda silencio, sígueme. Será tu última oportunidad, te lo advierto…


(Tres horas después…)


-Mhmhh… 249... bueno. Supongo que es un “Aceptable”.
-Jajaja! ¿ya ve?, le dije que lo tomara con calma. Sabía que…
-Antes de que digas una insensatez hazme un favor, ¿quieres?
-¿Mh?
-Lleva esto a la librería de Prontera. De todos modos tendrás que ir porque te voy a mandar un mensaje para Sir Siracuse, de la Corporacion Chivalry.
-¿Me va a mandar?, ¿emh… no puedo ir después?. Es que tenía planeado pasar a ver un amigo y si no llego …
-Tsukino Ayako! –interrumpió al límite de su paciencia el hombre grande y fuerte, Bonde- ¡Acabas de convertirte en swordman!. Los swordmans deben seguir los lineamientos de la Corporación Chivalry, ¿entiendes?. ¡Ahora tienes una responsabilidad!. Deberás prestar tus servicios de vez en cuando a la Corporación, Así que ve acostumbrándote. Allí está tu ropa.


La inquieta muchacha volteó y miró sobre la silla, donde le señalaba el hombre. Alguien había dejado allí un traje cuidadosamente doblado, de falda larga y hombreras ligeras. Lo acompañaban un par de guantes ligeros con las puntas descubiertas, un cinturón y un Stiletto que ella conocía muy bien, era el cuchillo que había usado para el examen de swordman.

-¿No se supone que me darán una espada?
-¿Bromeas?, ¿Cómo podría darte alguien una espada asi como así?. La espada debes conseguirla tu misma. Es un paso importante en la carrera de todo swordman el saber elegir. Ahora esfúmate de mi vista. No olvides el libro. POR FAVOR…no lo vayas a perder.

La muchacha echó un vistazo al libro. Era grande, grueso y parecía antiguo, muy antiguo. Sobre su pasta café estaba el dibujo de un pequeño brote. Ayako no supo si se trataba de una flor o una planta, pero le sorprendió ver que esa parte de la cubierta estaba en buen estado, a diferencia del resto del libro. Como si acabara de ser puesta allí. Abrió la cubierta. Luego de una hoja blanca estaba el título del libro.

-El libro de la Madre Tierra. ¿Qué es esto?. ¿Un libro para campesinos? –se preguntó.

Salió de Izlude unos minutos después.


-Mh… me queda muy grande. ¿Será así de larga la falda?. No creo poder moverme bien con esto. ¿Cómo cuánto costará una espada?
-Eso depende de si se trata de una espada neutra, o de una espada elemental. De su acero, su peso, su filo, su tiempo de vida y hasta de su historial…algunas de ellas traen toda una vida por detrás.

Ayako se detuvo en seco. Sin querer otra vez había estado pensando en voz alta, y el muchacho que estaba parado junto a ella la había escuchado. Lo miró un par de segundos. Era un joven delgado, un poco atlético, no muy alto, moreno, de mirada seria aunque no agresiva, mas bien tranquila y traía, al igual que ella, un uniforme de swordman. De pronto se quedaron allí los dos, contemplándose unos momentos, junto al letrero de la salida oeste de Izlude que conducía a través de un bosque abierto y claro hacia Prontera.


-No sabía eso –articuló al fin Ayako- ¿y tú quién eres?.
-Me llamo Ohan.

La mañana comenzaba. El sol brillaba alto en el cielo izludense. Un poring pasó saltando a unos metros de donde estaban ellos.

domingo, octubre 02, 2011

Una dura prueba.

-Buenos días.




Algo me olía mal. ¿Por qué me había lanzado esa mirada el viejo?. ¿Qué pretendía?. En esto estaba mi mente aunque sin demostrarlo mi lenguaje corporal, cuando un par de muchachas entraron a interrumpir la escena, justo cuando el señor que había leído el mensaje parecía que se había decidido a decir algo.



-Buenos días señoritas –dijo el viejo- ¿en qué podemos servirles?
-Venimos de la biblioteca, traemos unos libros para Lord Winsor. El bibliotecario se halla ausente por cuestiones familiares y me pidió que se los trajera a la Corporación Chivalry. Son los libros que pidió.
-Winsor tampoco está querida. Le dimos vacaciones a esa roca silenciosa, ¡¡¿no es cierto muchachos?!!

Una multitud de hombres que estaban en la sala y que no había notado que estuvieran pendientes de la conversación, respondieron en coro.



-Pero aquí déjamelos cariño, – prosiguió el viejo- yo mismo se los daré cuando regrese.
-Le agradezco, tome… emmh… me pregunto…
-Anda querida, pregunta lo que quieras, no te apenes.
-Si, gracias. Quería saber si un espadachín amigo mío aprobó su examen de kinght… es que… quería pedirle un favor.
-Acércate con el viejo Choy, el tiene la lista de aprobados.

“Si no me equivoco, esa niña debe ser una aprendiz de sacerdotisa. Mi maestro me dijo que en Prontera estaba la escuela de acólitas ¿qué clase de favor querrá pedirle a un knight?”. “ Y esa otra que viene con ella… mmm… se me hace conocida..”¿será una hija de Amaterasu?, tiene los mismos ojos que cualquiera de ellos.

-Mira! –celebró Jery- sí está en la lista de aprobados… pero dice que inicia su entrenamiento hasta dentro de cuatro días. Tendremos que esperar a que vuelva,



“Pude observar como la cara de la chica que venía con la acolita se tornó en preocupación. Pude escucharla murmurar incluso en voz baja: Cuatro días, es mucho Jery, “mamá me matará”. Luego, la acólita le dijo algo y se la llevó para afuera, no sin antes despedirse amablemente.
Entonces la mirada del viejo se volvió seria de nuevo. Me miró y me dijo al fin:



- Ven conmigo, muchacho. Sígueme.
Salimos de la Corporación Chivalry y rodeamos el edificio hasta la parte trasera. El sol había arrasado completamente la neblina que en la mañana me había sorprendido en el camino desde Izlude hasta Prontera. ¿Qué tendrá en mente el viejo?.
-¿Sabes que decía el mensaje que te mandaron traer?



Negué con la cabeza.



-Decía que tienes una espada muy potente. Que obtuviste una prueba perfecta. Que tienes un don especial y que no hay nada en Izlude entre los espadachines que puedan enseñarte…


-¿Sabes que pienso yo? –prosiguió el viejo, adoptando un aire de ironía- creo que Bonde ya está envejeciendo, y se está haciendo dócil. Creo que está suavizando mucho las pruebas de admisión para espadachines, y que en realidad no eres tan bueno como pareces…

¡¡!!



-… no dudo que tengas una buena estocada, pero no creo que seas mejor que éste o aquel. Incluso dijo, estar asombrado, por tu “bash”. Bah!, casi creo que es una broma. Pero en fin…supongo que se vería mal si contrariara a un hombre como Bonde, así que, aunque estoy en desacuerdo, te aplicaré la prueba para convertirte en Kight. La primera de 4 pruebas… ven sígueme, trae tu “poderoso bash” .



“Pero que rayosss!!, ese maldito anciano!!, ¿y que quiso decir con “poderoso bash” en ese tono sarcástico. Por un momento, casi perdí mi temple. A pesar de mostrarme tranquilo la sangre en ebullición corría en mi cabeza. Si no fuera porque se que se trata de uno los lideres de la Corporación Chivalry, ya le habría retado a duelo para que viéramos de una vez por todas si servía o no mi “poderoso bash”.



Se dirigió hasta la puerta trasera de un edificio y abrió una puerta oxidada. No tuve mas remedio que aguantarme mi coraje y seguirlo.



-Cuidado…hay ratas. A las mujeres les espantan.



¿Era eso una indirecta, me había llamado mujer?. Qué arrogante!.

Bajamos hasta una especie de sótano, y de allí en adelante, bajamos por una escalera submarina, hasta unas habitaciones subterráneas entre el sistema de cloacas de la ciudadela. Llegamos hasta una puerta grande y pesada. El hombre la abrió con una sola mano con una facilidad que ya no supe si era otra muestra de arrogancia o trataba de hacerme sentir débil. La puerta chilló estridentemente.



Eché un vistazo rápido y sagaz. Era un pasillo largo y oscuro, con antorchas a cierta distancia sobre las paredes, como un túnel oscuro y traicionero.



-Anda! ¿Qué haces ahí parado?. ¿Crees que voy a esperar todo el día a que te decidas mover un dedo?. Te espero a la salida.



Acto seguido me dio un fuerte empujón por la espalda y me aventó violentamente al interior, y azotó la puerta. ¡Yo no podía creerlo!, aguantar sus fanfarronerías era una cosa, pero que pasara al plano de la agresión física era algo poco leal en un Knight, de su categoría, de un Lord Knight…
Avancé furioso por el largo pasillo. ..



De pronto…unos sonidos extraños empezaron a hacerse. Al instante mi katana se simbró. Era el espíritu depositado en ella el que me alertó y me preparó para el combate.
Permanecí en vigilia unos instantes, esperando…esperando…



Fue en un momento, menos que un segundo. Una mancha se abalanzó sobre mi, directo al rostro. Alcancé a esquivarla y acto seguido, una raya vertical la atravesó en dos, fue mi espada que reaccionó casi por instinto. Apenas vi el enorme bicho partido en dos ene l suelo derramando un líquido viscoso sentí otra presencia. Esta vez, por debajo de mí. Una serpiente buscaba mi tobillo



-¡Estos bichos traicioneros! –increpé.



En menos de un instante, al menos dos docenas de insectos grandes y serpientes buscaban alcanzarme, e incluso una gran tarántula.



“¿Sólo esto, sólo bichos?”, acababa de pensar cuando oí unas pisadas de lo que parecía ser un animal mayor. Me agazapé. Enfundé mi espada sólo para dar un golpe definitivo a todos aquellos bichos que quedaban a mi alrededor. La técnica así lo exigía, el golpe venía desde la funda misma. Una técnica creada por mi maestro y transmitida a mí, para ser usada en situaciones especiales.
Aparecieron frente a mi un par de lobos del desierto, jadeantes, pelando los dientes gruñéndome, luego un tercero.



Así, por entre pasillos y habitaciones me fui abriendo camino cada vez con más esfuerzo. Las bestias y monstruos eran cada vez más y más fuertes. Con mucha repugnancia pero a la vez con determinación blandí todo tipo de animales y hasta goblins, unas pequeñas criaturas maliciosas que se esconden tras una máscara sonriente.



Cuando sentía estar llegando al final del recorrido, , por mi frente resbalaban unas gotas de sudor y mi espada estaba empezando a enfurecerse. Recordé el tono sarcástico del viejo, y me enfurecí aún mas. Los goblins no dejaban de aparecer al por mayor. En un mal paso, uno de ellos se prendió a mi pierna y me asestó una mordida cerca del talón. Lo pateé, pero cuando hice esto, uno más me brinco y se me colgó del cuello. No pude soportar mas aquello, enfundé mi espada, y preparé mi técnica. Estaba a punto del fracaso. En un esfuerzo de último recurso, logré despojarme de aquellas criaturas, y pude derrotarlos, pero el aire se me estaba agotando. Fue cuando me di cuenta que el lugar carecía de ventilación y que faltaba el oxígeno allí. Avancé a la última sala y vi un centenar de porings, lunatics, fabres y una que otra mosca.



-Acabemos con esto de una vez! –grité, y en un santiamén, acabé con ellos.



Justo al estallar en rosas y gelatinosas gotas el último poring, se abrió la puerta final y apareció Lord Siracuse. Pero no supe si era el. Estaba cambiado. Ya no era él. Tenía una expresión melancólica y compasiva en el rostro…



Entonces, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sin saber porqué exactamente, tuve el presentimiento de que había cometido un grave error… avanzó hasta mi con una mirada condescendiente y se puso de cuclillas junto a mi (yo estaba recuperando el aire con una rodilla y mi espada apoyada de punta en el suelo.



-Desde que entraste con el mensaje, supe que eras bueno con la espada en la mano, así que quise ver qué tan bueno eras con tu corazón. Estos pequeños animales –dijo levantando entre sus manos una de las partículas rosas que ahora empezaban a escurrirse entre la tierra- le dan vida y alma al bosque de Prontera. Proveen una sustancia a veces útil llamada jellopy, que algunos habitantes usan para comerciar, pero incluso cuando cualquier persona, sea un pueblerino o un arquero necesita de esa sustancia, y le quitan la vida a uno de ellos, hacen una oración al final del dia para pedir perdón por haber matado a una criatura inofensiva de este mundo. El espíritu de un knight no solo debe estar lleno de fuerza y voluntad, también de honor, lealtad y respeto. Cuando te hablé tan arrogantemente allí afuera, fue solo para provocar tu ira, y te pido perdón por ello. Sabía que al llegar a este punto con tu corazón agitado y tu espada brava, enfrentarías la prueba mas difícil de todo aspirante a Knight: controlar tus ímpetus, y sobreponer a tu ira tus valores. Sin eso, no puedes ser Knight de verdad…



Para cuando el hombre terminó de hablar…mis pupilas luchaban por no dejar salir esas cuencas salinas y ardientes que se formaron en mis ojos. Mi orgullo estaba lastimado, mi mano arrepentida.



-Sin embargo… -no acabó allí el hombre- debo reconocer que tienes un blandeo excepcional. Nos brincaremos los protocolos. Ven, levántate muchacho, enjuga esas lágrimas y presta mucha atención. Te encomendaré una misión muy importante. Si la llevas a buen término, te convertiré en Knight…