viernes, octubre 14, 2011

El libro de la Madre Tierra

Eran las 15:40 cuando Ohan y Ayako entraron por la puertecita de la Biblioteca de Prontera. Habían ido primero a comer y a dar un paseo, incluso fueron a vender el Stiletto de Ayako, por el que finalmente le dieron 9.500 zenys en una tienda de armas muy cerca de la Glorieta Central. Faltaban poco más de dos horas para el Evento de Donación de Armas. Ayako se sorprendió cuando sus ojos distinguieron un rostro amigo…

-¡Jery!
La acólita volteó al escuchar su nombre en una voz conocida.
-¡Ayako!, ¡qué milagro!, ¿qué haces aquí?
-Nos mandaron a dejar un libro. Jaja, bueno, a mi me mandaron, porque ya soy swordman, Digamos que es mi primer misión. Si puede llamársele así…
-Ahorita te lo recibo, ¿sí?, esperame un momentito, estamos muy, muy ocupadas.

Fue hasta ese momento que Ayako prestó atención. En efecto, había mucha gente en el interior. Las mesas estaban llenas de jóvenes que desesperados hurgaban entre las páginas de montañas de libros. También fue cuando se percató de la presencia de Alma, pero pensó que se trataba de una trabajadora de la Biblioteca. En cierta forma, así era.
También cruzaron miradas Alma y Ohan, y presintieron que en algún espacio del día, serían presentados.


Ayako y Ohan permanecieron de pie, ya no había mesas. Tuvieron que esperar a que las cosas se tranquilizaran un poco. Con el paso de los minutos, la hora pico de la Biblioteca pasó y se liberaron algunos lugares. Muchos habían ya hecho sus investigaciones y querían ir a comer algo antes del Evento de Donación. Por fin, pudieron sentarse Jery, Ayako y Ohan a la mesa.

-Gracias por esperar. El bibliotecario no está y me mandaron de la Iglesia a ayudar, Estoy prestando servicio.
-¿Que bien! Entonces ya te vas a hacer Priest?
-Si, ya pronto. Y…
-Q-que…? Ah si!! Jaja, lo siento, el es Ohan, lo conocí apenas hace rato.
-Hola Ohan. Mucho gusto.

El muchacho asintió, con un movimiento de cabeza. Hizo la reverencia acostumbrada en el reino cuando se conocen dos personas de manera formal: agacahar ligeramente la vista y cruzar la mano derecha hasta el pecho, del lado izquierdo. No se la había hecho a Ayako, se conocieron de un modo tan natural, que no hizo falta…


-Ella es Jery, ha sido mi amiga por años.
-Uuuh! Desde la infancia.
-Ohan es nuevo swordman, igual que yo, Bueno, el ya lleva unos días. Yo apenas hoy lo conseguí. Al fin.
-A-Alma!, ven! –gritó Jery volteando sobre sus hombros, había olvidado a la pobre chica que seguía repartiendo libros a las mesas, pero que se había percatado de la llegada de los visitantes.

Alma se acercó a la mesa y saludó haciendo una reverencia similar a la de Ohan, pero la versión para mujeres: juntar las manos a la altura de la cintura e inclinarse al frente. Cuando lo hizo, de inmediato notó el libro que Ayako traía en la mano.


-Miren, ella es Alma. Viene desde Hugel.
-Mucho gusto, de verdad es un placer muy grande para mí el conocer a dos swordmans.

Ohan y Ayako se ruborizaron un poco. A decir verdad no tenían ni una semana cumplida entre los dos.


-Jeje… -dijo rascándose la sien Ayako, era una manía suya para expresar ciertas emociones

En eso, una persona notable entró a la Biblioteca.


-Sir Siracuse!
-¿Tu estas a cargo, preciosa? –preguntó Sir Siracuse, venía acompañado de un muchacho de un porte bastante fino.
-Si, señor. EL bibliotecario salió por problemas familiares, pero ya mañana ha de volver. ¿Puedo servirle en algo?.
-Solo pasaba a saludar, cariño, gracias. Vaya!, veo que estas acompañada de dos futuros Knights!, puedo ver la adrenalina en los ojos de esta jovencita!
-Waa!. Gracias, gracias! –río casia cracajadas Ayako- este señor si es muy agradable, no como el…
Ohan le dio un pisotón que la hizo no terminar la frase.
-¿Cómo te llamas linda? –preguntó Sir Siracuse dirigiéndose a Jery.
-Jery, señor.
-Jery, ¡qué hermoso nombre!. Jery, no seas malita hija, ¿tienes el registro de usuarios del día de hoy?.
-Am… si pero, aun no cerramos.
-No importa. Necesito una copia, corazón. Quiero ver como cuantas armas necesitamos para el Evento de hoy.
-Aaa!, ya veo –afirmó Jery- usted sabía que todos iban a venir a buscar información sobre armas!
-Así es querida, eso mismo.
-Oh!!
-Se llama experiencia, los años no pasan en vano, y menos al frente de la Corporación Chivalry.

Jery fue por el registro de usuarios. Sir Siracuse se sentó a la mesa con los jóvenes y platicó con ellos. Allí se conocieron mejor todos. Estaban a la mesa: Jery, Alma y Ayako las chicas, Ohan, Sir Siracuse y el joven que lo acompañaba, Matsuo, el muchacho de los 360 puntos de prueba perfecta. Luego de calcular el número de novicios que habría en el evento y concluir que necesitarían sacar más armas del almacén, platicaron todos sobre sus vidas y sus proyectos, Ayako habló del tiempo que pasó intentando decidirse por escoger un job (trabajo), Jery sobre sus actividades de acólita y su pronta promoción a Priest, Ohan, aunque poco, dijo venir de un hermoso lugar llamado Payón, y Alma, la chica que había venido tan solo a dejar una entrega y ya se había quedado cuatro días contó sobre la humilde vida que había llevado hasta ahora en Hugel. Mientras ésta última platicaba, A Ayako le pareció que Sir Siracuse se tornaba serio y le prestaba demasiada atención, pero dejo pasar el detalle al no saber la razón. Incluso en ese punto y aprovechando la amabilidad de Sir Siracuse, Jery comentó de la situación de Alma y de que debía volver ya pronto a su tierra. El único que no habló, fue Matsuo Ikari, el joven misterioso de gesto siempre sobrio.


-Bueno, jóvenes, es tiempo de retirarme. Pero antes, déjenme hacerles un pequeño gesto de cortesía.
-Ah, cierto!, oiga! –gritó Ayako como recordando algo importante- de veras!, me dijo el que hace los exámenes en la Guild de Izlude que le diera esto. Ya decía yo que me sonaba su nombre…
-A, jajaja, gracias querida.
-De nada, el mensaje va adentro del libro. Juro que no lo he visto!

Sir Siracuse notó la curiosidad que durante su plática, Alma había puesto en el libro. Extrajo el mensaje de ntre sus hojas, se lo guardó en algún lugar y le extendió el libro a Alma.


-¿Lo quieres?
-Ah… ¿que?, ¿yo?
-Anda llévatelo. Te hará buena compañía en tu viaje de regreso a Hugel.Se que en sus páginas encontrarás muchas de las respuestas que andas buscando… llévatelo, por favor, No aceptaré un ‘no’ por respuesta.


Alma no supo que hacer. Volteó primero a todos que esperaban expectantes que se decidiera a tomarlo. ¿Por qué el hombre le había ofrecido aquel libro?. A pesar de amar los libros y sobre todo si se trataba de alguno que tuviera algo que ver con la Biblioteca de Prontera, sentía inseguridad y sorpresa. Finalmente, con manos temblantes y una sonrisa tímida en el rostro estiró los brazos, y lo cogió. Sir Siracuse sonrió.

-Para ustedes tengo algo también –se volteó hacia Matsuo y lo llamó por su apellido- Ikari, llévalos a al almacén que te mostré de Chivalry, antes de que saquen las armas para el evento, déjalos que elijan una cada uno, pero asegurate de que sea legal la elección.

Ohan y Ayako hicieron cara de sorpresa. ¡El hombre iba a regalarles un arma!

-Wai! Genial! Ohan, no pudimos tener mas suerte!.
-Bueno muchachos, los veo al rato en el Evento. Aunque ya tengan un arma, vayan, habrá un aviso importante que me gustaría que escucharan. Jery, por favor lleva a Alma mañana a primera hora a la Chivalry, te conseguiré un knight que te lleve a casa. Tu amigo anda en una misión y no creo que alcance a volver. Hija –y se dirigió a Alma- te vas con cuidado, que la Madre Tierra te acompañe.

Alma sintió un estremecimiento y una sensación de agradecimiento. Asintió conla cabeza abrazando fuertemente el libro a su pecho. Acompañaron a Sir Siracuse hasta la puerta y desde allí lo vieron alejarse. Entonces se hizo otro silencio. Alguien más se habia sumado al grupo. Matsuo se volteó hacia ellos y con esa expresión seria que ya lo empezaba a caracterizar, dijo:

-Síganme, los llevaré al almacén de armas.

No hay comentarios.: