miércoles, noviembre 29, 2006

Las calles de Izcalli

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Un día Akemi me preguntó por mi vida sentimental tras haber lanzado al aire un suspiro provocado por el recuerdo inherente a los rumbos en los que caminábamos a pasos cortos. Fue una tarde de volanteo.

Mientras esperábamos en el punto de reunipon pactado a nuestros demás compañeros, le hablé a Akemi de la nostalgia tremenda que me traían esas calles, en las que años atrás empecé a vagar de la mano de Ruth, mi ex.novia, cuando todavía éramos adolescentes y ccomenzábamos a proyectar grandes sueños. Le hablé también de cómo lo seguimos haciendo a través del paso de los meses y de la forma en que lo nuestro se vino abajo, después de tan gloriosos momentos. De mis intentos vanos por sostener algo insostenible y de lo que fui capaz de sacrificar en pos de una pequeña posibilidad de seguir a su lado.

Pareció asombrarse de estos intentos míos, y me dijo que si a ella le pasara lo mismo con alguien...
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Fue desde ese entonces que comenzamos a compartir cosas juntos. En breves capítulos, espacios y pláticas dentro del trabajo fui contando ocasionalmente a Akemi detalles de mi vida junto a Ruth. Incluso alguna vez la vimos pasar frente a la tienda, o a su madre con sus hermanas, y yo siempre se las señalaba.

Estoy seguro de que en esas ocasiones, en que Ruth o alguien de su familia atravesaba el estacionamiento frente a nosotros con rumbo al Centro Comercial, Akemi notaba en mis ojos una turbación muy especial, se daba cuenta de que me alteraba, literalmente se me salía el corazón y afloraba el dolor de un pasado que no podía dejar atrás. Tal vez me decubrió herido, y de esa compasión o ternura comenzóa tomarme afecto. Fue entoces cuando comenzó a regalarme dulces. a veces llegó al grado de avergonzarme, pues llegó a regalarme hasta 4 o 5 en un mismo día. Simplemente yo no sabía que hacer con tanto caramelo.

Supongo que endulzar mi vida en momentos tan tristes, fue el inicio de una amistad que, con el paso de una primavera calurosa a un verano lluvioso, germinó a un ritmo lento y cauteloso, hasta el cariño que actualmente sentimos el uno por el otro, el cual todavía, sigue madurando...

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