martes, septiembre 06, 2011

Cantar.

Por la puerta sur y caminando al noreste, a mitad de la noche, cuando todos dormían y la ciudad se abandonaba a sus sueños, cuando el búho cantaba, y la dama de plata dominó todo el reino, cuando los árboles se volvieron traslúcidos y opacos, cuando los gatos corrían silenciosos por las bardas y un silbido ventoso recorría las calles, llegó un hombre...


Un hombre especial. Entonando una bella pero misteriosa canción. Y su canto era acompañado de la melodiosa voz de un melodioso shamisen. Su andar lento, su figura limpia.
Penetró en las calles pronterianas y llegó hasta la glorieta central. Tras él, el aire se iba acomodando a sus pies, a sus pasos, a las notas perfectas y dulces de su instrumento. Los árboles casi volteaban a mirarlo, y hasta los fríos e ingobernables gatos se detenían en las bardas a escuchar. Amo y señor de cuanto quedara a merced de su shamisen, era como si la música por sí sola flotara en el viento a causa de él. “El Poeta”, cómo bien lo llamaban, luego de una larga ausencia en la que nadie había sabido nada de él, había regresado. Avanzó con musical ritmo, y su voz magistral y armoniosa era un espíritu benigno que como niebla se esparcía por Prontera lloviendo un montón de sentimientos de calma y paz. Las personas que no estaban durmiendo bien, pudieron hacerlo, y los que si, tuvieron sueños hermosos...




Al pasar por afuera de la Iglesia de Prontera, una chica que había interrumpido su sueño y estaba sumida en sus pensamientos le oyó pasar. Y sus acordes la encantaron, la conquistaron, casi podía decirse que la enamoraron, y la hicieron mirar la luna por largo rato.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusto, espero con ansias las demas entradas, saludos de una chica que disfruta el frio que el dia de hoy invade el ambiente.

Midori