domingo, septiembre 04, 2011

Conocer.

Mientras tanto, en Prontera, Jery se disponía a ordenar los libros que se hallaban sobre la mesa, devolviéndolos a sus estantes correspondientes. Libros que los usuarios dejaban sobre unos carritos metálicos y que servían para establecer un control de las consultas de los mismos. Traía algunas cosas en la mente. Cosas por cierto que enfrentaba un poco más con esperanza que preocupación. El sol avanzaba lento en el cielo pronteriano, en una tarde inusitadamente tranquila para la Gran Capital. Hacía mucho que una tarde así no se veía.

Jery acomodó los libros, los registró y fue a sentarse a la mesa junto al único usuario presente en la biblioteca desde hace ya un par de horas.

-Uff, al fin terminé –dijo en voz alta, buscando romper el hielo- por el momento… Al rato habrá mas cosas que hacer.
-Ah!, si, lo siento, Jery. He estado tan maravillada con estos libros que he olvidado por completo todo lo demás.
-Si, son fascinantes, algunos. Esta biblioteca tiene buenos materiales de lectura y consulta. ¿Me dijiste que eras Alma?
-Si, soy yo.
-Nunca había oído ese nombre, Suena lejano, De algún lugar muy lejano, Casi como de otro mundo.
-Mi padre me lo puso. Dijo que una vez tuvo un sueño. Un sueño en el que una mujer extraña, de ropas extrañas y una ciudad extraña se acercaba a él y le hablaba. Le preguntaba: “¿ha visto a mi hija?, su nombre es Alma…”. Y heme aquí, que decidió llamarme así.
-Debe haber sido un sueño muy vívido y significativo para él.
-Si, así es mi padre. Un hombre muy místico. Seguido dice que los espíritus le hablan.
-Oh…¿y, así que vienes de Hugel?.
-Si. ¿Has ido?
-No. No he ido. Pero he visto fotos muy bonitas en un libro que está por allá.
-Si, es muy bello –respondió Alma con un dejo de melancolía. No quería volver aún, y el tiempo se le terminaba. Se hizo un silencio entre ambas.

Por otro lado, Jery era una chica muy tranquila que casi no salía de Prontera. De vez en cuando, se dirigía a la puerta norte, cruzaba el castillo e incluso la muralla hasta salir al mundo natural. Esa área era una especie de laberinto verde y y amarillo de colinas y pequeños desniveles, pero muy tranquilo. Su fauna se limitaba a pequeños lunatics, porings e insectos que no atacaban a menos que se les molestara. A Jery le gustaba ir a veces a pensar y dar un paseo.

En eso, la campana de la Iglesia pronteriana sonó anunciando las 22 horas*. El sol comenzaba a inclinarse en el horizonte, ocasionando ese singular efecto de luz y sombra. A Alma se le encogió de pronto el corazón.

-Parece que ya es tarde –dijo Jery asomándose a las ventanas. Alma permaneció silenciosa.
-Y… -continuó Jery- ¿cuantas veces van que vienes a Prontera?.
-Es…la primera vez (y quizá la última. Los padres de Alma eran muy amorosos con ella pero casi no le permitían salir de los valles y praderas hugelinas).
-¡Cómo crees!. Eso no puede ser. ¿Nunca nunca habías venido antes?
-No. Y la verdad no quiero irme. He soñado con este día durante siete años, cuando me di cuenta de que Hugel era en realidad una burbuja, una pequeña parte del mundo y un libro me enseñó que había mas por ver. Desde entonces no hago otra cosa que soñar con venir a Prontera. Su biblioteca, su castillo, su gran catedral, la posada Heremes, su inigual mercado…

Alma se sintió un poco culpable al mencionar este último sitio. Recordaba las sentencias de su madre sobre esos vendedores y ese mundo de hombres y mujeres entregados a la guerra. “No quiero que te vayas a dejar atrapar por esas cosas satánicas” – le advirtió.
-Por eso casi no salgo de Prontera. Aquí hay todo lo que uno necesita.

-Si, oye, ¿puedo preguntarte algo?.
-Si.
-¿Esa vestimenta es de acólita? – preguntó Alma.
-Si,, soy una acólita. Se puede decir que estoy haciendo mi servicio. Me convertiré en Priest.
-¿De verdas?, he leído mucho sobre los priests. Dicen que son muy nobles y de mucha ayuda. Adempas de que recorren un agran cantidad de sitios. Pero… dices que tú casi no sales de Prontera.
-Seré una Priest muy hogareña –sonrió Jery- sólo espero que Madre Teresa no me envíe de nuevo en peregrinaje.

Ambas rieron.

Atardecía.

-Oye, ¿porqué no te quedas esta noche en Prontera en la gran Catedral?. Hablaré con Madre Teresa a ver si te deja quedarte conmigo en mi celda** y así podremos seguir conversando.
-Oh no!. Tengo que volver. Mi madre me mataría. De hecho, ya es muy tarde, ya debería haberme marchado.

Aunque decía esto, la cara de Alma era triste y angustiada. No quería irse. ¡No!. Daría lo que fuera por permanecer allí todo el tiempo posible.

-¡Anda!, vamos. Si lo haces, le pediré a un amigo que te acompañe de regreso a Hugel. Es un espadachín que está a punto de convertirse en knight (guerrero montado). Cuando le den su Peco-peco, podrás volver en unos pocos días, y no semanas. Y así mañana podemos dar un paseo por Prontera antes de que tenga que abrir de nuevo. Te llevaré a desayunar y a recorrer la ciudad.

-Eh…yo…

-Nadie se percatará de que te quedaste. Llegarás rápido y tus padres estarán contentos de tenerte de vuelta.

Era una locura. Una locura irresistible. Alma ya sentía la culpa sin siquiera haber aceptado. Luego de un rato de insistencia por parte de Jery y de caer vencida ante el poder de su gran deseo, decidió decir que sí.

Extasiada y nerviosa, Alma permaneció las horas restantes ayudando a Jery en los quehaceres de la biblioteca hasta que la noche se hizo en Prontera e hicieron el cierre de la jornada. Salieron de la Biblioteca con rumbo a la Gran Catederal.


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*El día en el Rune Midgard es de 40 horas, así que las 22 hrs son apenas las horas en que comienza el crepusculo tarde-noche.

*Antes de convertirse en Priests, muchas acólitas viven en una especie de internado en un apartado de la Catderal de Prontera. Las acólitas duermen allí y por el dia realizan sus deberes y tareas. Sus habitaciones son llamadas celdas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A poco si muy chido, 2 personajes, 2 historias, en algun momento se entrelazaran sus caminos?

Estoy intrigada y espero q estas entradas no tarden mucho una entre otra ^^

=D Midori =D