Alma despertó en algún momento de la larga madrugada. Comenzaba a soñar que su madre, enfadada como nunca antes, la perseguía por las calles con un bastón de madera en las manos.
A decir, verdad, la señora no era violenta. Aquello era solo un sueño. Pero Alma sabía que, de enterarse de que se había quedado a pasar la noche en Prontera, la cosa no sería buena. El plan de que un amigo suyo la llevara podía fallar: ¿y si él se negaba?, ¿y si no se convertía en knight (guerrero montado) los suficientemente pronto?, ¿Y si el decidiera no tener Peco-peco?. Había leído en Guía del tusrista pronteriano que allí se rentaban los animales para aquellos knights que deseaban montar uno. ¿Y si su amigo prefería ser un guerrero “a pie”?, aun más. ¿sabe Jery donde encontrarlo en cualquier momento?.
En eso, un sonido creciente, que se iba tejiendo con otro, y luego con otro, y otro, fue creciendo en su oído. Parecía venir de afuera. Prestó atención y pudo reconocer que se trataba de una melodía. Una melodía que sonaba encantadora. Alma quiso escucharla mas de cerca y abrió un poco la ventana. Jery dormía a escasos centímetros de ella, en una cama contigua. Al abrir la ventana, un viento fresco se coló en el interior de la “celda”, Alma temió que Jery despertara. Pero no pareció moverse. Por el contrario, en cuanto la música se hiso más nítida y con el viento que la acompañaba llegó al rostro de la acólita, movió unos de sus cabellos color miel tostada y hasta la hizo sonreír dormida, como si de pronto empezara a tener un sueño agradable. Alma sacó entonces la cabeza por el gran ventanal. Se asomó hacia todos lados, tratando de encontrar la fuente de tan bellas notas. Pero no veía a nadie. “Es tan bella” – pensó- “¿de dónde vendrá?, es como si flotara en el aire en todos lados”. Vio los tonos plateados lunares cubrir las aceras, el suelo adoquinado, los muros, los tejados, , la gran muralla quie delimitaba el noreste de la ciudad, pero no vio al hombre, mujer, ser o artefacto, que producía aquella música.
A la mañana siguiente, cuando ella y Jery salieron a toda prisa a dar un paseo matutino por las calles pronterianas, una niebla blanquecina cubría los alrededores.
-¡¡Uaaaaaaa –bostezó Jery profundamente y estirándose toda completa- dormí riquísimo!!. Anda! Apúrate Alma, no querremos sentarnos en la banqueta.
-¿A, a dónde vamos?-Alma venia corriendo unos metros atrás, todavía poniéndose unos de sus zapatos.
-Por una ensalada.
-¿Eres vegetariana?
-No!, pero está riquísima. Anda no te atrases, hay que moverse. Esta niebla si que enfría.
Mientras caminaban, Alma abría los ojos muy bien. A pesar de la neblina que se esparcía por todos lados, quería grabar en su mente las escenas pronterianas con la mayor nitidez posible. Un aura de singular alegría la envolvía. Se preguntaba mientras avanzaba junto a Jery cómo sería vivir allí, entre una de esas casitas de piedra y tejado de madera, levantarse la mañana de un domingo para ir a misa en la Catedral o ir a pedir un libro a la biblioteca y llevárselo hasta una jardinera para disfrutarlo, e imaginó, por un instante, que así era.
...Esa es la casa del buen Tony, un forjador que ya tiene muchos años viviendo en Prontera, tantos, que nadie recuerda cuando llegó. Por lo regular es él quien sabe cuando llegaron los demás...
...Esa es la salida oeste, conduce a un bosque muy tranquilo. Un pequeño riachuelo cruza en algún punto, y muy cerca de ese punto, está la entrada subterránea hacia Prontera Culvert, el sistema de cloacas de Prontera. A veces es necesario ir a eliminar plagas de kukres y otros bichos que amenazan con taparla...
...Ah, y cuando quieras comprar flores especiales para una ocasión especial, cómpraselas a ella. Las suyas son las mas aromáticas y bellas de todas...
Jery daba una información tras otra, completamente metida en su papel de guía. Alma abría mucho los ojos y escuchaba con atención. Llegaron finalmente a la parte suroeste de Prontera.
-Wow! –increpó Alma- mira todos esos puestos. Mhh!, y que rico huele… ¿qué es eso?.
-Oh, es un platillo muy popular. Bomber Steak. Dicen que es muy rico. Yo no puedo comerlo. Lleva chile y soy alérgica a él.
-¡Se ve delicioso!
-No has visto nada –dijo Jery sonriendo notoriamente.
De esa manera, las dos chicas desayunaron en uno de los puestecitos del tianguis de comida que todos los días, sin excepción alguna, abarrotaban la zona sur de Prontera, y que estaba junto al mercado. Desde se posición, las chicas atestiguaron la llegada gradual de los visitantes, gente del pueblo que iba buscando llenar su estómago con el primer alimento del día y los primeros mercaderes con sus grandes carretillas e itacates a establecer sus puestos. Pero nada fue tan excitante para Alma como presenciar el arribo poco a poco de los llamados guerreros del reino del Rune Midgard: arqueros, assasins, cruzados, knights, sages, magos, bailarinas…
-Ahhh!, estoy satisfecha. Nunca me canso de estas ensaladas –dijo Jery despidiéndose de la señora que atendía el puestecito aquel.
-¿Por qué hay tanta gente reunida allí?.
-Ah, están con el estilista. Con sus tintes mágicos y artificios puede cambiarte la imagen sin necesidad de hacer una larga e incómoda visita de salón. Es tal vez el hombre mas conocido de Prontera.
-¡ Espera, Jery!, ¿A dónde vamos?
-A la corporación Chilvalry, ¿recuerdas que Lord Windsor no fue por sus libros ayer?. El bibliotecario dijo que si no iba se los llevara a primera hora, antes de que tenga que abrir la biblioteca. Además, presiento que mi amigo estará allí. El que te dije que podemos pedirle que te lleve de regreso a tu casa. Ojalá ya haya aprobado su examen de Knight.
-Ah, no, e—este… ¿no podemos ir en otra ocasión?.
-No, claro que no. Debo entregar estos libros, y si él está allí, pues de una vez…
Alma se puso nerviosa. Sentía una admiración inconsciente y especial por esos guerreros y mucho respeto. Pero presentarle a uno tan pronto, era más de lo que sus emociones podían recibir en tan pocos días. Renuente y con un nudo en la garganta haciéndosele cada vez mas grande, Alma no tuvo otro remedio que seguir a Jery hasta la Corporación Chivalry…
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