viernes, febrero 24, 2006

Fuga del alma.

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Dedicada a Arma.
-------Faltan 19 dias

lunes, febrero 20, 2006

Ese camino de luz y oscuridad.

Hiroshima, tierra de mis emociones coloreadas, pálidamente:

Hoy descansando salí a caminar, y al hacerlo, me topé con un sentimiento antaño. Podría haber cerrado mis ojos e imaginar sin problemas que me encontraba en Cd. Valles, la tierra del palmar. Por un momento, hubiera podido jurarlo en verdad.

Allí luego-luego al doblar la esquina esta el parque, y a unos metros de las palmeras verdes montadas en esos túmulos de tierra y césped, se celebraba un evento de campaña política.

No fue esa última palabra la que evocó mis recuerdos (pues si bien es patética la impresion que tengo hoy en día del mundo político en México), sino el andar de la gente, el soplar del viento casi tibio, no frío, sino tibio, el cielo azul celeste tornándose negruzco, el color ambar de los faroles en las esquinas de los camellones, la gente arremolinada en la explanada, los algodones de azucar, los niños jugando al futbol.

Remomemoré la lectura de Azteca, y el momento en el que, cansado y extraviado en el camino, Mixtli se detiene a descansar sobre una banca y se topa con el Dios del viento, vagabundo errante que venía para susurrarle un secreto indescifrable hasta ese entonces sobre su crucial destino.


Casi arrancada por completo de mi pecho las raíz de la ilusión, deja su vacío un enorme hueco en mi alma que pider ser llenado por la mera y la absoluta contemplación. Sentarme sobre la plaza del jardín municipal, asistir con Rosa o solitario al recorrido habitual de la calle Hidalgo, caminar entre los puestos de la FENAHUAP (feria nacional huasteca potosina) mirando las ramas de lo árboles agitarse por el viento primaveral, iluminados por la luna de abril, acariciandote el rostro, las mejillas, el corázón...

Día con día crece en mi la duda de saber ya de una vez por todas, qué tanto podrá este fabuloso viaje aliviar mi espíritu, sanear mi alma, curar mis heridas. Bajo el chorro de agua fresca que cae desde la manguera del patio trasero hasta estas calles grises que hoy se pintaron de color recuerdo, hay una distancia temporal imprecisamente fija que aunque se acorta, parece ser eterna y hasta ilusoria, casi como un sueño...

El aire, aun cuando todavía es febrero, ya huele al vapor de la cocina proveniente del interior en donde cocina mamá...



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Faltan 23 días...

martes, febrero 14, 2006

Latiendo...


Aquí esta un corazón latiendo,
para quien lo quiera,
vive solo y parece un poco sucio, contaminado;
esta cansado, pero es puro y muy noble.
Una vez que se le cuida, se vuelve fuerte
y se convierte en un guardián.
Solo que ahora está débil y esperando.

Aquí está para quien lo quiera...

martes, febrero 07, 2006

Mirando al horizonte

Creo que es tiempo de hablar un poco de aquellas cosas de las que nunca hablo, aquellas cosas que mueven mi vida y en las que siempre estoy pensando.

¿En donde estamos y hacia dónde vamos?.


Empezaré por mi trabajo. No es difícil adivinar, si se es un poco observador, que ya está resultándome monótono y esclavizante, por tanto, quiero dejarle. Mas allá de los problemas y roses entre la parte gerencial y el personal de puesto básico, comienzo a sentir que esto de las pizzas empieza a absorberme la vida. ¿No debiera estar mejor disfrutando mis fines de semana con aquellas personas que todavía mueven una chispa de alegría en mi interior?. No obstante, me parece que es necesario esperar a que lleguen mis vacaciones, paraver como me siento. Hay que reconocer que sería difícil volver a empezar si me salgo ahora. Eso de buscar trabajo no es nada fácil y encontrar uno que se concilie con mis intereses tampoco lo es.

Pero en un mes a mas tardar estoy en zona de vacaciones. Hacer ese viaje a tierras huastecas es parte ya de mis planes y la espera se vuelve desesperante; pero a medida que se acerca se torna emocionante. Considero la posibilidad de llevarme a alguien para que conozca las bellezas de la exhuberante huasteca potosina, y así hacer de este viaje no solo una descarga de RCP, sino toda una experiencia, aunque aun no me decido por quién. He invitado (asi como comentario, de modo informal) ya a muchos. La invitación está abierta para quién tenga espiritú de aventura. La hospitalidad de Ciudad Valles y en especial la de mi hogar (mi verdadero hogar), es insuperable.

Cuando pienso en lo que vendrá en tales días pasan por mi mente imágenes breves y fugaces de todo tipo: zacahuil, sol, agua, ríos, cascadas, tierra, cielo azul, comida, mamá, papá, hermana, inmensidad, calma, reencuentros, calor, amigos, música...

Es imposible describirlo. Un sentimiento hermoso del que espero no estar esperando mas de lo que en verdad pueda serse alimenta con el paso del tiempo. Se que no será así. En realidad aquello que dejé atrás hace ya mas de un año puedo apreciarlo ahora que he venido a liberarme de lo que no me permitía valorarlo estando allá.

Ya hasta he hecho una cuenta regresiva, a partir de hoy, la publicarén Hiroshima al final de cada post. Comenzando en este mismo momento, se puede decir que...


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Faltan 36 días.

jueves, febrero 02, 2006

Angel

Pequeño vagabundo, alza la cara, y desentume tus párpados, que aunque la noche es oscura las estrellas estan brillando.

Respira profundo, y luego escucha, observa, siente, palpa, que allí estan los ojos mirándote desde diversos ángulos. Te miran con rubor y se esconden al sentir tu presencia, desde aquella vez, desde aquel amable comentario de tu parte te miran de un modo distinto, escriben tu nombre...

...los hay otros que te admiran subido en esa cosa grande y metálica, a la que tu llamas la plataforma, y en la que cada vez que estas allí, haciendo eso, quisiera estarlo haciendo contigo. Y también esos mas que te acompañan todos los sábados hasta la estación del metro y siempre intentan besarte, pero nunca lo logran. ¡¿Qué me dices de la que al pasar todas las mañanas rumbo al café o hacia el trabajo detrás de la cortina se esconde, aunque todavía verde e inmadura, con olor a niña, perturbada ante tu paso rápido y fugaz?!


Abre los ojos, pequeño angel , que a la Tierra fuiste enviado para amar, pero no puedes cumplir tu misión si no te dejas también amar por otros. Eres un amplificador, pero hasta los amplificadores necesitan algo para poderlo amplificar. Levanta, así como la muñeca de porcelana tu corazón del suelo roto en pedazos, y reconstrúyelo, ármate uno de cualquier material, que seguro ha de volver a funcionar.

No estas solo. Abre tus ojos, y tus alas, que ahora de tu espalda han salido dolorosamente para llevarte alto, para poder volar hasta los cielos inmensos y desde arriba, mirarlo todo.

miércoles, febrero 01, 2006

Huitzilopochtli

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En Coatépetl, cerca de Tula, vivía la Señora Coatlicue, “La de Faldas de serpientes”. Un día, mientras estaba barriendo el monte, encontró flotando un copo de plumas. A Coatlicue le gustó y de inmediato lo guardó bajo su seno, pero, al terminar de barrer quiso buscarlo y ya había desaparecido. Poco después se dio cuenta que es estaba preñada y decidió contar a sus hijas lo del embarazo.


Coyolxauhqui, “La que porta sus cascabeles”, Señora de la Luna y del Maíz se puso celosa y se negaba a aceptar que su madre diera a luz. Entonces se reunió con sus demás hermanos, “los cuatrocientos surianos”, Centzonhuitzanahuac, guerreros de la noche y las estrellas, y planearon dar muerte a Coatlicue, pues ni ella sabía que el copos de plumas que se gestaba en su vientre, se convertiría al nacer en Huitzilopochtli, “Colibrí zurdo”, el guerrero mas poderoso e invencible que jamás existió.

Coatlicue se enteró del plan de sus hijos, atemorizándose y llorando amargamente. De pronto, escuchó la voz del hijo todavía en sus entrañas decirle: “no temas, madre, yo se lo que tengo que hacer...”. Coatlicue se tranquilizó, y se quedó dormida...


Los Centzonhuitzanahuac se preparaban para la guerra, trenzaron sus cabelleras, y mientras lo hacían uno de ellos, Cuahuitliac, “el que está junto al sol”, les observa e informa a Huitzilopochtli la ruta que seguirán hasta Coatépetl para darle muerte, y éste responde: “continúa vigilando, yo sabré qué hacer”. Los cuatrocientos surianos pintaron sus rostros, pusieron coyoli en sus pies, manos, y se armaron todos. Coyolxauhqui también se adornó las mejillas y tobillos con cascabeles de oro, que sonaban a su paso orgullosamente, y el brillo de sus adornos se reflejaba por todas partes a donde ellos iban.

Cuahuitliac se adelanta veloz a la sierra y avisa: “Ya vienen por ti, hemano!”, y entonces, Huitzilopochtli nace, coloca en su cabeza el Quetzalcopilli, “penacho de plumas preciosas”, pintó su cuerpo de azul, puso en piernas y brazos cacabeles, plumas y sonajas. En su frente una señal roja que simboliza la sangre, rodeando sus ojos de color negro y formando un antifaz con rayas rojas y azules, tomó su lanza de serpiente y su bandera de plumas de águila. El servidor Tochancalqui encendió la serpiente de fuego Xiuhcoatl, con esa serpiente hirió a Coyolxauhqui, quién cayó fragmentada en varios pedazos sobre la tierra seca, y los cuatrocientos hermanos quisieron esconderse, pero Huitzilopochtli los hizo correr a todos, orillándoles a huir y habitar un lugar llamado Huitztlampa, que significa, “entre espinas, al sur...”


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Basado en los libros “El Pueblo del Sol”,
de Alfonso Caso, Fondo de Cultura Económica,
SEP. “Mitología mexicana para niños”,
“Mitos y leyendas de los Aztecas”, Editores Mexicanos Unidos.