lunes, junio 20, 2005

Caminando...

Paso a paso, aunque avanzando con letargo, me alejo del fresco suceso de hace tan solo unos días, y con ello, el dolor mengua.

Ahora debo decidir hacia donde encaminar mi andar. La bifurcación próxima del camino aun no es visible pero se que está cerca. Arriba, el sol brilla con toda su intensidad. No hay nadie en los alrededores. El polvo acumulado en la punta de mis zapatos se adhiere a mi, y el aire caliente de una tierra conocida se mezcla con el de otra extraña. Las corrientes provienen precisamente de esa bifurcación. No hay andantes en este mismo camino. Por tal razón veo dificil la posibilidad de encontrar orientación por parte de alguno de los nativos de estos suelos a cerca de que camino debiera tomar. Sea como fuere, mi deber es llaegar a una decisión, pues resulta imposible quedarse parado simplemente en el cruce esperando un aventón de algúno de los choferes de esos camiones cañeros que por estas fechas llevan toda su carga hasta el ingenio, a ser quemada, para extraer el azúcar. Pasarían horas antes de que eso sucediera, y para entonces seguramente me habría muerto de sed o estaría tan débil que parecería un bulto de basura tirado a orillas del camino y el carguero seguiría de largo junto a mi sin siquiera notarlo. Además, todavía me siento fuerte. Lo suficiente como para manetenerme en mis cinco sentidos debajo de este calor apremiante que de hecho, es el principal problema.

La disyuntiva está en como he de administrar las energías restantes. Puedo echarme a correr, asegurando con esto un destino mas rápido que si continuúo simplemente caminando. Sin embargo, estoy consciente que el desgaste será proporcional a mi esfuerzo. Pronto comenzaría a sudar mas de lo que ya estoy sudando, y mi respiración se agitaría demasiado, mi corazón latiría estrepìtosamente y seguro es que mi cuerpo atrofiado comenzaría a detenerse. Podría no llegar.
Por otro lado, puedo seguir como hasta ahora, simplemente caminando, soportando los rayos directos del sol sobre mi. LLevo una mano a mi cabeza y me quemo al pasar la palma sobre mis cabellos lacios, que forman una plancha protectora de mi razón que poco a poco esta cediendo. También ello implicaría llegar a mi destino mucho mas tarde de lo que podría hacerlo corriendo, pero el riesgo de esta última opción tienen un premio mucho mas grande, que es el terminar el viaje a la brevedad.

Desde mi punto de vista, justo cuando he cruzado las viejas vías del tren que atraviesan los maizales por allá de mitad del camino, echarme a correr es tentador, pero peligroso, mien tras que seguir caminando es desesperante pero mas seguro. Alzo la vista y contemplo el azul impío salpicado de pequeños copos de algodón blanco que se mueven deslizándose a pausas. Otra vez mis agujetas desamarradas. Esta vez, las gotas de sudor escurren por un costado de mi rostro, desde las sienes hasta la barbilla. Nada a lo lejos. Mi visión cruza el horizonte sin encontrar el alma de un ser viviente que no sea un vegetal. Doo suru? - me pregunto. El silencio infestante me come a bocados y me regurguita mientras yo avanzo sofocado y cansado entre sus vapores, tratando de encontrar una solución caminando...

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