lunes, mayo 08, 2006
Nueva Zona Arqueológica en México
Hace algunos años se encontró en la Huasteca Potosina las ruinas de lo que parecía ser, en ese entonces, una Zona Arqueológica ignota en el tiempo. Tendrían que pasar años para que una investigación a fondo, a sí como toda una serie de trámites y procesos moratorios nos permitan, dentro de ya muy poco, disfrutar del descubrimiento de estos enigmas que esconde al pasado de nuestra gente y que yacen enterrados en lo mas profundo de nuestras tierras. Aquí está la noticia completa:
Emerge el pasado husteco
Según el conocimiento histórico de Guillermo Ahuja Ormaechea, encargado del sitio de Tamtoc desde hace años, lugar que abrirá sus puertas el próximo jueves a las 11:00 am, las pirámides, algunos centros ceremoniales y el monumento arqueológico más importante de este país, desde el descubrimiento de la Coyolxauhqui, podrían haberse construido hace dos mil 900 años.
Ese dato hace que la apertura de la zona arqueológica al público adquiera tintes muchos más interesantes de los que la prensa, la publicidad o el mismo Gobierno estatal pudiera darle, porque sólo la cultura Olmeca, que ya tenía establecida una civilización sedentaria, en el año 1600 antes de Cristo, allá en el suroeste del país, es más vieja que la Huasteca, que se estableció donde hoy se ubica el municipio de Tamuín.
El grupo de huastecos que habitó Tamtoc vivieron ahí entre el año 900 antes de Cristo y el mil 400 de nuestra era. Luego de años de promesas y de obstáculos burocráticos, Tamtoc abrirá sus puertas, de esa forma se le dará certidumbre y pasado histórico a la gente que vive en esta zona del país, aseguró el arqueólogo.
Los huastecos, a decir de Ahuja Ormaechea, podrían haber sido los descendientes de grupos nómadas de la parte noreste del país y de emigrantes de pura cepa olmeca que emigraron en busca de tierras más pródigas y espléndidas.
La evolución de la civilización pareciera tener tres etapas fundamentales, la del periodo preclásico, en el 800 antes de Cristo, la del 500 antes de Cristo y la que inicia en el año cero, o la fecha cronológica en la que Jesucristo nacía en Belén.
Los huastecos sabían de la transformación de la materia, porque se convirtieron en técnicos importantes en la construcción de redes de distribución de agua, para todo el pueblo, en fabricantes de textiles, músicos y artistas plásticos con una cosmovisión que hubiera hecho envidiar a los mismísimos aztecas.
Esto se puede ver demostrado en las áreas A, B y C de la plaza pública que será el centro de atracciones primordial del sitio. En el área, con el inciso A, hay andadores para los turistas, que antes eran calzadas, donde las personas importantes de la política local de Tamtoc arreglaban sus asuntos o negociaban alguna posición con el cacique del centro poblacional que, si se trataba de Cinco Caracol, que, por lo desproporcionado de su virilidad, quizá podría pensarse en una persona algo intolerante (es el dueño de las piernas y el enorme falo que fueron bautizados como Monumento 22 y que fue la delicia visual de una periodista de prestigio nacional de “La Revista”).
El área B era una zona de “transformación de materia”, o producción de textiles, dados los hallazgos que se han hecho en esa zona. El área C, podría haber sido el centro de las artes, a donde los jóvenes huastecos acudían a cultivarse en la música, la escritura y el conocimiento iban de un lado a otro del claustro señorial cubierto de palma y asentado en una piedra tan inmortal, que todavía la vemos y la palpamos en estos días.
Los huastecos no tuvieron una sociedad militarizada como la que vive en nuestro imaginario y que era la forma de vida de los antepasados más famosos de la historia, los Aztecas.
Los huastecos no tenían necesidad de ser beligerantes porque no tenían qué buscar buenas tierras y luego pelear contra otros grupos para quedarse con ellas. Los huastecos contaron con una zona privilegiada, llena de fertilidad, agua, todo tipo de alimentos y una fauna tan diversa como la de los paraísos judaicos. Dice Ahuja Ormaechea que hasta los últimos años del siglo XIV, de nuestra era, fue cuando los huastecos tuvieron que recurrir a las armas, ya que el incipiente imperio Azteca ya atentaba contra la paz de los primeros.
Los huastecos no utilizaban la guerra, pero sabían usarla cuando era necesario, ya que debían defenderse de esos perros bravos, llamados Chichimecas y de los apaches que sólo conocían al sur como su camino.
Monumental monolito 32 Hay una pieza que la gente podrá admirar hasta dentro de dos meses, aproximadamente. Pesa más de 30 toneladas, tiene relieves que inspiran hasta a los que no les gusta la historia y, la administración del sitio tiene como proyecto levantarla y mostrarla cuan grandiosa es.
Está partida en dos partes y se le llama Monumento 32. El 28 de febrero de 2005, un trabajador del sitio caminaba en las postrimerías de un complejo hidráulico que los huastecos utilizaban para llevar agua a toda su población, cuando de repente se topó con una piedra que estaba enterrada profundamente.
Comenzaron a excavar y la sorpresa fue la losa que hoy significa casi el proyecto de vida de Ahuja Ormaechea y del responsable del movimiento de la piedra, adjunto al Área de Movimientos de Colecciones del INAH, Salvador Miravete.
El relieve que presenta el Monumento 32 tiene a dos mujeres, en los extremos de los lados horizontales, cercenadas del cuello y, en medio, se encuentra un ser que es mitad mujer de la cintura para arriba, y hombre de la cintura para abajo.
Las decapitadas, de las que mana un líquido que pudiera ser sangre o agua, simbolizarían a la luna, cuestión que convertiría en calendario lunar a la enorme plancha, mientras que el ser hermafrodita, sería la tierra que fertiliza y procrea.
El monumento se mantuvo bajo tierra, luego de un aluvión en el que se inundó todo Tamtoc y que derribó lo que pudo haber sido el centro ceremonial más importante de los huastecos. Además presenta inscripciones que pudieran explicar orígenes fundamentales de los huastecos. Hoy, los trabajadores del INAH, que suman 28, laboran todos los días en una estructura metálica colosal que servirá para levantarla primero, y luego acomodarla en una “cama” de hierro.
También tendrá una especie de respaldo que la librará de otra caída que, en este caso, sería terrible para la historia del mundo, según asegura Ahuja Ormaechea, quien informó que, en los trabajos de extracción, el fideicomiso Tamtoc ha desembolsado alrededor de 800 mil pesos.
Tres mil años de historia, cultura, ciencia y misterios se abrirán a los ojos de los visitantes y entonces, una acendrada vanidad correrá por las venas de los que nacieron en esta parte del país: La certeza de tener un pasado extraordinario y la gratificación de poder ir a verlo y sentir que la historia acaricia el rostro al igual que la región donde se encuentra el tesoro arqueológico.
Nota: huastecahoy.com.mx
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