viernes, diciembre 16, 2005

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(viene del post anterior)

Su majestad:

No cesa de brillar ese sol. Sigue brillante y orgulloso, aunque debilitado, sentado allí en su trono.

Hoy me levanté temprano y salí a caminar por las calles somnolientas. Un viento fresco y juguetón corría de calle a calle. Bajo los árboles, uno se siente pequeño.

Tenía algunas cosas que comprar así que apenas abrieron la plaza me dispuse a sacar dinero y cumplir con la lista. Viendo a las familias escoger en el centro comercial recordé que falta muy poco tiempo para que vea a la mía. Supuestamente se vendrán el 21 a medio día, para llegar esa misma noche o de madrugada. Es un momento que espero con sumas ansias, debo decirlo, y al estrecharlos nuevamente entre mis brazos lloraré, como la última vez que les vi partir.

Ayer terminé de leer La mujer de la Arena, de Koobo Abe, una fábula acerca de un entomólogo y catedrático que tomándose unas vacaciones visita una playa en busca de insectos y cae atrapado en un fozo de arena en donde vive una mujer que, como todos los de la aldea (que también viven en fozos), vive únicamente para sacar la arena de sus casas e impedir que esta terminé por enterrarlos vivos. Utilizando el psicoanálisis y el surrealismo, las líneas de Abe me parecieron una fuerte crítica a hombres y mujeres que atraviesan por esa etapa de crisis en el matrimonio, que los hace cuestionarse a sí mismos sobre sus deseos y sus mas importantes decisiones. A su vez, Koboo, no deja escapar la oportunidad de mencionar a todos aquellos cuyos destinos no son mas que un boleto de ida, sin vuelta, y encripta muy bien un mensaje de vida en el eterno e incesante fluir de la arena. Esta arena representa el peso que se nos ha impuesto al estar en esta vida, pero también el continuo cambio, a veces bueno y a veces malo implícito en su naturaleza.



El año casi se ha ido. El año se está muriendo. En medio de todas las cosas que pasan por mi cabeza estos últimos días, la vida no parece terminarse nunca. Casi hasta olvido por completo que algún día he de morir. Tal vez es cuando se le olvida a uno eso que se alcanza la inmortalidad.

1 comentario:

Hatsuki dijo...

Tus escritos son muy interesantes. Se me habia olvidado decirte en el coment de hace un momento, que ya te eh agregado