La luz tenue color ambar de la estación me bañó de pies a cabeza. La multitud a mi lado, como un río eterno e incesante que desemboca siempre en el mismo lugar. Allí estaban también los murales. Sobre ellos, la luz daba una impresión de medievo y, a la vez, de tranquilidad. Era como si fuera un portal en el tiempo. Uno que te lleva a los años pasados con tan solo acercarte a ellos.
Luego comienza el ascenso a través de aquellos peldaños flotantes metálicos. Soy uno mas de ellos. Parezco serlo. Nadie me juzgaría de otro modo. LLevo lo que todos, tengo la misma edad que todos, me veo como todos, soy como todos. Luego, al emerger de las profundidades el corazón se acelera. Un río todavía mas vigoroso está apunto de hacer entronque. fuera, venidos de todas direcciónes llegan hasta un punto confluyente todas esas marejadas de sujetos como yo, que no son como yo. No. Ellos son auténticos, yo no. Yo soy solo una copia perfecta. Una pieza de plata amalgamada de oro. ¿Pero quién se ha de dar cuenta?
Poco a poco dejamos que esa fuerza magnética actúe sobre nosotros. Cafeterías, muchas; librerías, cyberespacios, papelerías, gigantes de concreto dormidos en pie que podrían pisarnos en cualquier momento como a simples cucarachas. Te cuelas entre ellos, como cucaracha, corres a su alrededor rodeándoles, buscando caminos hacia los agujeros y los túneles.
Llegué del otro lado y miré hacia arriba, entre las comisuras de las ramas torcidas se le puede apreciar perfectamente. Allí esta ensimismada en su imperturbable inmortalidad. Los araños en su piel son los rayones del plumón permanente de algún estudiante ocioso y rebelde. Sus arrugas, la erosión en sus cimientos de piedra porosa que el paso de los años ha hecho mas notorio, sus canas, la pelusa y el polvo acumulado en su azotea proveniente del corazón de la ciudad.
-¡Torre de rectoría!. ¡Universidad!.¡Casa mía que nunca fue mía!. ¿Cuánto tiempo ha pasado sin vernos?
-¿No a caso fue hace ya mas de medio año, cuando me contaste que venías a estudiar con tinta y con papel arroz?.
-Si, debió ser desde entonces.
-¿Y por qué dejaste de venir?. La última vez te veías muy contento. El brillo de tus ojos opacados hoy brillaba con fuerza y reflejaban una alegría venidera.
-Oh!, eso... no quiero hablar de eso...
-Así será entonces. Dicen que olvidar es cosa de hombres...¿Cuál es hoy el motivo de tu visita?.
-A decir verdad, vine por pura casualidad. Me ha sobrado tiempo, y es un lugar muy cercano. En busca de un lucero he venido a tu plaza, cuatro estaciones atrás y a través de la arena, sólo para saber si el destello que he recibido es la luz que termine con mi oscuridad.
-¿Y no lo es?.
-A veces creo que esa luz en realidad es la tuya.
-¿La mía?
-Caminé hace mucho tiempo a través de tus pasillos y facultades, jardines y bibliotecas en calidad de extranjero, unido a ti por un lazo pequeñito que creía de acero.
-¿Has encontrado un nuevo lazo a mi?. ¿Por eso estás aquí?.
-No!. Esta vez quiero ser tu hijo!!. Me he dado cuenta que vivo para ti. Hago lo que tu haces, pero sin que me salga bien. Quise hacerlo por mi cuenta propia, pero no pude. ¡Quiero que tú seas mi maestra!. ¡Quiero beber de tu experiencia y tu sabiduría la vida atrapado entre muros silenciosos y murmullos de voces rebotantes que deambulan como fantasmas flotantes desde la biblioteca hasta las oficinas, colándose entre las aulas de los pisos apiñados unos sobre otros a lo largo y ancho de todo tu campus encantado, como una melodía mística e irreal salida de algún relato élfico encriptado en alguna lengua extraña!. ¡Abreme tus brazos, que yo te abriré los míos!. Te entregaré mi mente y mi corazón. En tus brazos no pasa el tiempo, bajo tus sábanas se pasan desapercibidos los inviernos, de tus fuentes se bebe la inmortalidad. Quiero gritarte al viento mi lealtad y sentirme tuyo. Déjame levantar el puño inmerso en el tazón de tus glorias cantando con tu voz y exhalando tus letras.
-Cuadernos...papeletas...investigaciones. ¿No era algo que ya habías superado?.
-¿Cómo superar la inmortalidad, y detener el flujo contínuo y eterno de este río de hijos que día con día vienen hasta ti?. Sería incongruente. Es la raza, es tu raza, y quiero que sea la mía, para que por ella, pueda hablar mi espíritu.
"Seis meses más, estaré contigo..."
La luz ambar de la estación me llevó de vuelta hasta los murales. Es como un portal a través del tiempo, y los años. La Universidad estaba allí afuera, su espíritu vivía en mi despues de todos estos años. Sobre sus islas y pasillos enamorado caminé en busca de alguien, sin darme cuenta que a quién debía buscar, era a la Universidad misma.
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